Yanis Varoufakis

La contienda del techo de deuda estadounidense vista desde Europa

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Deuda nacional estadounidense

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Desactivada la bomba en el último minuto, al menos hasta que se vuelva a encender el próximo mes de enero, la contienda estadounidense por el techo de deuda ha dejado perplejos a los europeos y les ha brindado la oportunidad de meditar sobre los disparates que cometen sus propios dirigentes.

Los europeos están acostumbrados a debacles políticas resultantes de las crisis económicas. Es, después de todo, lo que hemos estado haciendo en Europa durante los últimos cuatro años con una regularidad embarazosa.

Lo que los europeos encuentran difícil de comprender es lo opuesto: crisis económicas como consecuencia de que sus políticos se enfrenten en un infantil juego de la gallina ciega.

Los europeos pueden comprender cómo una Casa Blanca demócrata puede chocar con los republicanos. Lo que entienden menos es la guerra fratricida dentro del Partido Republicano que detonó la crisis por el techo de deuda.

Para los países periféricos de Europa como Grecia, Portugal, España, Irlanda e incluso Italia, todos ellos inmersos y ahogados en deudas impagables, la estrategia durante los últimos cuatro años ha consistido en fingir que sus enormes deudas podrán ser pagadas a pesar de que todos saben que no es así. Imagínese entonces el desconcierto de los griegos cuando se enteran de que la economía más poderosa del planeta, que no tiene problemas para pagar sus deudas, amenaza con una suspensión de pagos cuando la propia Grecia y Europa han luchado tan duro para engañar al mundo de que la deuda de Grecia será pagada de alguna forma. El uso de la suspensión de pagos como arma para librar guerras internas a los europeos les parece una forma muy peculiar de infligirse a uno mismo semejante pérdida de credibilidad.

Por supuesto, es crucial no trivializar sobre lo que está sucediendo en Estados Unidos. Si miramos un poco más de cerca la economía política de «la tierra de la libertad», todo comienza a tener sentido: el impasse no se debe a la deuda. Cuando la deuda de Estados Unidos con respecto al PIB aumentó un 40% por el rescate a Wall Street, los republicanos ni siquiera rechistaron. Su gimoteo actual es por aquellos que, al no necesitar seguridad social ni una atención sanitaria asequible, se niegan a compartir su costo con quienes sí la necesitan.

Así, cada vez que los europeos contemplen el pataleo y los lamentos sobre la deuda «excesiva» de EE.UU., conviene recordar que la cacofonía es una mera táctica para evitar que el dinero de los impuestos sea comprometido a favor de los más débiles; los que nunca se beneficiaron de los rescates que empujaron la deuda del país a su nivel actual de más del 100% del PIB.

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