Oleski Miranda Navarro

El futuro de Venezuela

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Oleski Miranda Navarro

Oleski Miranda Navarro

En Venezuela desde hace ya algún tiempo la política dejo de ser un mero meollo administrativo excluyente y cultivado por pocos. Esa invención de los griegos se convirtió en un hecho cotidiano, en una discusión obligada. Claro, no como un ejercicio racional como lo plantean los manuales de teoría política. Nada cerca a la realidad. Como en muchos de los países latinoamericanos, acá la política es visceral, es una práctica cargada de mucha emocionalidad. Más aún en un momento histórico como el que se vive en estos días, en el marco de la grave enfermedad del hombre que cambió mucho de lo que se concebía dentro de la rancia visión democrática que se tenía en el país de Bolívar.

En Venezuela opinar está al alcance de todos. En las redes sociales hay desde mensajes necrófilos hasta genuinos mensajes de amor y apoyo. En momentos como estos, muchos expertos se apoderan de los espacios televisivos para hablar de derecho constitucional. No sorprende que las interpretaciones sean variadas, versátiles y acomodadizas, común en las lecturas que siempre se hacen sobre las leyes. Que se recupere Chávez o no, y asuma el poder ya no es lo importante para algunos sectores. Muchos voceros de la oposición quieren que el elegido presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, asuma el mando ante la falta del presidente electo. Claro, la razón de fondo de los grupos opositores se centra en ver como el vice-presidente Maduro reaccionaria ante tal evento.

Algunos se hacen la pregunta del millón: ¿podrá existir el Chavismo sin Chávez? Los más optimistas seguidores del proceso dicen que hay una semilla que ha germinado. Los más cuidadosos dicen que no se puede subestimar el poder de conexión emocional con las masas que ningún otro puede suplantar. Por otro lado la oposición celebra lo que creen será una lucha encarnizada por el poder dentro de las filas del PSUV, el partido oficialista. Lo cierto e innegable es que a pesar de la gran polarización y la falta de pluralidad política dentro de la democracia venezolana, la semilla ha crecido y hoy en día es cultivada por muchos. En la última década Venezuela ha experimentado no sólo drásticos cambios sociales, legislativos, administrativos o económicos, sino también ideológicos y morales; aunque sigamos siendo una sociedad corroída por esa enraizada corrupción que de alguna u otra forma alimentamos todos los venezolanos. Considero que un Chavismo sin Chávez es posible en los próximos años en este país de intrincadas sorpresas. Obviamente no será igual, pero si la oposición continua la premiosa actitud de continuos errores que los ha caracterizado en la última década, las posibilidades se mantendrán bastante altas.

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