Crisis de creatividad

Nunca me he tenido por una persona creativa, sino más bien capaz de expresar mejor o peor las ideas que tengo, como diría Antiguo Novio, “colmatadas”. He comenzado y dejado a medias tres o cuatro entradas dedicadas a los Goya, a los espías y a mi coach, al que al final le voy a coger hasta cariño. Pero no soy capaz de parir nada no ya original, sino hilvanado. Se me ocurre siempre lo mismo, pero últimamente tampoco soy capaz de aderezarlo.
El problema no es la falta de espíritu crítico ni de capacidad de análisis y de síntesis. El problema es que estoy adocenada y el entorno no me estimula nada y, además, yo no tengo capacidad literaria, sino redactora. No tengo una idea novelística ni soy una investigadora capaz de escribir una tesis o un ensayo. Mi tesina de fin de carrera, que por cierto, trata sobre el Principio de Complementariedad de Bohr, no tenía nada de creativa, sino de fabulosamente didáctica y bien explicadita.
Debes ser emprendedora, dice el hombrecillo coach que vive de esto. Y yo, obediente, me meto en la página de la Embajada de Israel que siempre está llena de oportunidades de negocio, sea vender gomas para riegos por goteo, sea de cualquier otro “apechusque” tecnológico que no sólo no me siento capaz de vender, sino de entender.
Debes escribir el dichoso libro, clama C.W. desde el otro lado del Atlántico. Y entonces me voy a VIPS y veo el libro de Carla Goyanes, el de Fiona Ferrer o el de Carla Royo y pienso que, incluso en el caso de que llegara a escribirlo y publicarlo, no puedo sino avergonzarme de ponerme a la altura.
Cobra por lo que haces por los demás, clama mi coach, en los entornos colaborativos se pagan, cobran y facturan los favores. Y entonces se revuelve mi madre en su tumba clamando por la gratuidad y el bien último en sí mismo.
Y claro, no avanzo nada, porque no se me ocurre nada para prosperar. No para divertirme, que servidora se divierte mucho más, como es de todos sabido, con el Corominas que con cualquier otra cosa.
Y no es por falta de interés, sino de capacidad y de concepto. No me siento capaz de crear nada, ni mucho menos de generar una idea fenicia que me lleve al éxito. Éxito económico, naturalmente, que a día de hoy es mi principal agobio.
Mi coach, que se está lanzando y al que han pagado sólo por professional coaching y no life coaching, no se ha atrevido todavía a decirme que debo disfrutar de las cosas pequeñas y de la vida sencilla. Para que me lo diga un coach, ya me lo dice la monja del ropero. No se ha atrevido y hace bien, y sigue empeñado en proponerme que busque denodadamente dónde mi talento enorme tenga salida.
Lo siento, tengo una crisis de creatividad y estoy hecha un petardo. Ustedes me perdonen.
La Economista Descubierta en blogspot.com
* * *
Esta obra se publica bajo la licencia de Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Spain.