Tiempo, cantidad, calidad, concepto

A poco que uno haya enterrado a un amigo o le haya dejado un novio se le hace más que clara esa tontuna de la calidad del tiempo. Para empezar: la calidad es buena o es mala, no es buena de por sí. Como no lo es la categoría, cosa que algunos no saben. Pero no es el tema, al menos, no hoy.
Lo siguiente es que, gracias a una fuente más que bien informada, me he enterado que lo del CERN y los neutrinos veloces parece ser una mentira gordísima, y un ruido propagandístico que los pobres miembros del equipo Ópera (a la sazón, el equipo italiano que se aventuró con la noticia que iba a cambiar el paradigma) se han tenido que inventar, sacando de repente el indemostrable asunto de los neutrinos, justo ahora que Berlusconi iba a suspender el presupuesto destinado a su investigación eterna, que por lo visto estaba más que en peligro, y si me apuran hasta el CERN, más que en entredicho en estos tiempos de recortes feroces de todo lo que no sea inmediato y al parecer de los tiempos, rentable o políticamente correcto.
Así que ya que se ha vuelto a demostrar que para atrás ni para coger carrerilla, nos volvemos a encontrar con que andamos de prestado pero seguimos perdiendo el tiempo en comiditas y presentismos como si eso tuviera remotamente que ver con la productividad.
Desde luego, he llegado a pensar que es que la gente vive en unos sitios horrorosos y tiene un entorno vomitivo, porque ni en mis años más tristes he preferido el despacho a la Gran Vía (y eso que el Sitio Elegante era divertido como una eterna puesta de largo en un mes de junio). Para estar perdiendo el tiempo y la categoría, ya estaba yo tomándome un gintonic en el Del Diego o de compras en Lista… (queda bien pensar que un día lo pude hacer).
Ahora que soy consciente de lo escaso de mi tiempo me exasperan (que no enervan) más aún los del famoso “tiempo de calidad”; teóricamente bueno, pero en realidad escaso, que equivale, si habláramos de novios, a uno que te diera un beso fabuloso y luego desapareciese.
Ahora que hago el símil con los novios, no consigo entender por qué a los novios les tildábamos de cabrones y a los padres ocupados de padres ocupados. Debe ser la disculpa que se ponen los que no quieren sacar tiempo para lo importante. Una cosa buenísima, pero breve, es buena como cosa, pero el tiempo sigue siendo poco. Un beso breve o una tarde breve pueden ser intensas, pero son poco. A lo mejor para el que lo da son suficientes, pero no suelen serlo para los que lo reciben.
No me parece que el tiempo, salvo el meteorológico, sea bueno o malo, sino poco o mucho.Y si no que se lo digan a los niños y a los viejos, a los que no les basta un ratito fabuloso, sino tiempo, y a ser posible, mucho.
La Economista Descubierta en blogspot.com
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