Luis Martín

¿Tenemos la Internet que queremos?

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«Tenemos la televisión que queremos» suele ser el lamento último de quienes se quejan de la pobre programación que impera. Así, el debate sobre el desperdicio de tecnología y talento que supone la emisión de horas y horas de programas de «entretenimiento» tipo tertulias de famosos, contenidos amarillentos y realities banales termina dándole la razón al todopoderoso share: las cadenas emiten lo que la audiencia les pide.

Parece que con la Internet está ocurriendo lo mismo.

Con la llegada de las redes sociales, Internet, la plataforma informática que ha revolucionado el mundo de la comunicación (y que está influyendo de forma innegable en cómo nos relacionamos social, económica y hasta políticamente a nivel global) ha ido «aprendiendo» de nosotros, sus usuarios. El resultado hasta ahora parece similar al de las cadenas de televisión: Internet «emite» lo que pedimos/le damos.

De utilizar el universo virtual de forma pasiva para enviar y recibir correos electrónicos y acceder a contenidos generados por empresas y/o entendidos en el manejo de códigos y bytes, en menos de una década el usuario medio se ha convertido el mayor generador de contenidos en Internet. Esto ha supuesto una expansión de dicho universo como si del Big Bang se tratase. Desde opinar y valorar información de actualidad con un sólo clic hasta convertirnos en productores de contenidos audiovisuales gracias a las modernas webcams que nos miran fijamente desde el marco de nuestras pantallas. Los internautas somos la primera fuente de información que nutre día a día lo que ya es sin duda reflejo virtual de nuestra existencia tangible.

En un interesante libro titulado “The Googlization of Everything: (And Why We Should Worry)”, Siva Vaidhyanathan se pregunta si los algoritmos de los motores de búsqueda (concretamente refiriéndose a Google) atentan o no en contra de nuestra libertad manipulando la jerarquía de lo que es interesante o valioso. Independientemente de que es cierto que dichos algoritmos toman en consideración la reputación y popularidad de las páginas que contienen o mencionan los términos que buscamos en Google para ofrecernos un listado jerárquico de enlaces. Que cuestiones como «boda real» y «Kate Middleton wedding dress» (traje de novia de Kate Middleton) figuren en la lista de términos más buscados del principal motor online del planeta es mérito solo de los usuarios. Eso es lo que le estamos pidiendo, eso es lo que le estamos dando y eso es lo que Internet nos está devolviendo.

Pero los datos de tendencias de búsqueda en Google no son los únicos indicadores de nuestra actividad en la Web. Twitter, la cada vez más popular red social que permite el intercambio de comentarios, reflexiones, enlaces y, en definitiva, lo que interesa a más de 200 millones de usuarios, nos ofrece, a través de sus «trending topics» (temas del momento), instantáneas de cómo usamos dicha red social. Una herramienta que con sus 155 millones de “tuits” diarios, es utilizada por periodistas en todo el mundo como fuente valiosa de información sobre «temas calientes» y dar mayor difusión a sus artículos. A continuación tres capturas de los temas del momento a nivel nacional (España) los días 28, 29 y 30 de abril:

Imagen que muestra los temas del momento en Twitter (España) los días 28,29 y 30 de abril de 2011

"Temas del Momento"

Lo anterior recoge los términos más utilizados por los «tuiteros» españoles el día previo al enlace del príncipe heredero de Reino Unido con Kate Middleton, el día mismo de la boda y el día posterior.

Por supuesto que la actualidad mundial en esos días la marcaban, además del enlace «real», otros eventos de gran calado. El día 28 se desataban las más intensas revueltas sociales en Siria, la banda terrorista ETA anunciaba el fin de su “impuesto revolucionario” a empresarios para captar fondos… El 29 de abril nos enterábamos de que el rey saudí anunciaba una nueva ley que recortaba la libertad de prensa en su país, a la vez que se confirmaba la apertura de una investigación a nivel europeo dados los indicios de que los grandes bancos pudieron haber especulado en los mercados de deuda… Pero nada de esto aparece reflejado en los «trending topics» de Twitter en España. Lo que interesaba a la mayoría de los usuarios de Twitter en este país es lo que se muestra en las tres imágenes de arriba.

Y los medios de comunicación social, cuyas cuentas de resultados han sido violentamente vapuleadas por el fenómeno Internet en los últimos años y que buscan con frenesí el antídoto que les permita sobrevivir en la nueva era digital, se suben al carro de lo que los usuarios piden/dan a la Red.

Que los medios hagan eco del enlace de Guillermo y Catalina es de esperar, tal y como también lo es que subrayen el seguimiento que la población mundial ha hecho de dicho enlace. Sin embargo, reclama reflexión que dediquen tantos recursos y tiempo a este tema en particular y en detrimento de otras informaciones de igual o mayor trascendencia.

Para muestra un botón. A continuación una captura que muestra parte de la «cronología» de la cuenta en Twitter del periódico El Mundo, segundo diario de circulación en España, el pasado 29 de abril:

Imagen que muestra parte de la cronología del periódico español El Mundo el día 29 de abril de 2011

Todos los "tuits" que emitió El Mundo el pasado 29 de abril estuvieron relacionados con la #bodareal

El Mundo dedicó absolutamente todos sus “tuits” del 29 de abril (40 en total) a la boda real. ¿Oportunismo? ¿Realmente el diario de Pedro J. Ramírez estimó que esa era la única información que había que destacar desde su cuenta en Twitter? Cualquiera que sea la respuesta, el hecho es que cuando los grandes medios de comunicación (entidades que influyen poderosamente sobre la jerarquización de contenidos y valores en la Red que advierte Vaidhyanathan) se suben al carro de “lo popular” en Internet contribuyen precisamente a que “lo popular” prevalezca sobre todo lo demás.

Es cierto que muchos periodistas presentes en Twitter ventilaron su malestar ante la exagerada cobertura de las nupcias que estaban teniendo lugar en Londres el pasado 29 de abril. Blake Hounshell, director de la prestigiosa Foreign Policy, comentó que la «boda real» se había convertido en una oportunidad para dejar de seguir a algunos usuarios de Twitter «innecesarios».

Ian Birrel, editor del periódico The Independent, insistía en otros temas de actualidad desde su cuenta en Twitter: «mientras tanto [en Siria] están cortadas las comunicaciones e Internet ha sufrido un apagón». Por su parte, en una entrevista a DemocracyNow!, Johann Hari, columnista del mismo diario londinense, denunciaba que el seguimiento histérico de la boda debería de «avergonzarnos».

Hace pocas semanas pregunté al estudioso de las Relaciones Internacionales Joseph Nye y a Saskia Sassen, la socióloga experta en temas relacionados con la globalización, sobre los posibles efectos democratizadores de Internet. El primero me dijo que, en efecto, «Internet puede tener efectos democratizadores que pueden fortalecer las sociedades libres», pero subrayó que la Red «también puede ser manipulada por sociedades autoritarias». Por su parte, Sassen apuntó a la posibilidad de que las grandes corporaciones se adueñen de estas tecnologías y terminen actuando «en contra del bien común».

“La Web es también vital para la democracia, un canal de comunicación que hace posible una conversación continua en todo el mundo”, subrayaba hace unos meses Tim Berners-Lee, considerado uno de los «padres» de Internet, al opinar sobre el futuro de Internet y la necesidad de defendarla como valuarte de la democracia y la libertad. Puede que la muy esperada web 3.0 logre romper las fronteras que quedan y que realmente terminemos por abrazar por completo el sinónimo de «aldea global» en la Red. Sin embargo, y a medida que vamos superando esas fronteras, es muy posible que las observaciones/advertencias de Nye y Sassen se materialicen y que la Red se convierta más que en una aldea plural y de intercambio de conocimiento, denuncia, entretenimiento, etc., en una peligrosamente discriminatoria dictadura del trending topic.

El año pasado le pregunté al ex director general de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, sobre el potencial de Internet en la transformación positiva de la sociedad y los factores que, por el contrario, podrían cercenar nuestras libertades por el uso de esta tecnología de comunicación. Me dijo que el antídoto para contrarrestar cualquier abuso era la educación, pues ella nos permitiría «liberarnos (…) sobrevolar también el poder mediático que nos atenaza, que nos distrae, que no nos permite actuar en virtud de nuestras propias reflexiones…». ¿Será así o terminaremos lamentándonos de que tenemos la Internet que queremos?

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