Economista Descubierta

Los emergentes

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He estado en unas charlas la mar de interesantes sobre los países emergentes, donde han repasado a todos pero se han dejado a Oriente Medio y a la vieja Rusia. También han dicho que Japón ya no interesa, y se lo han saltado, así sin más. A lo mejor, lo que pasa, es que ya no son emergentes o que nadie tiene nada interesante ni real que decir.

Me peleaba yo en mi actualmente clausurado blog del asunto de las primaveras árabes y apuntaba el asunto de Siria, que en España no parece importar mucho, porque ni son vecinos ni interesan en este momento, además de que no tenemos ni idea ni de quiénes son, ni de qué van.

El asunto midellist a mí siempre me ha puesto muchísimo. Y es que la Economista también fue joven, y tuvo un par de novios que la volvieron en su momento, además de romántica y cursi como el día de la madre, interesada por los asuntos ajenos y lejanos.

Se da la circunstancia de que yo tuve un novio guapo guapísimo, pero vamos, guapo de caerse de espaldas, que era sirio. Era una mezcla fantástica entre alemán y damasceno que es de las mezclas más bonitas que puede darse.

Mi sirio, además, era dulce y correcto como un caballero antiguo y si la cosa no fue adelante es porque los dos sabíamos que ni yo me iba a velar ni él se iba a casar con quien no le eligiera su padre. Y es una pena, porque mira que había sirios cristianos, me da igual si maronitas o siríacos, que bailaban igual de bien el dabke pero además se podían casar con quien quisieran, y de paso, tomarse unos vinitos para recordar que cuando ellos ya eran cristianos y civilizados el resto estábamos por romanizar.

Pues no. El mío en cuestión era un sunita devorado por las contradicciones de una madre protestante alemana del Este y un padre primogénito de una familia buena que perdió los altos del Golán.

Total, un “telenovelón” que a mí me tuvo llorando varias temporadas y a mi amiga Pili esperándome en una cabina mientras nevaba sin parar y yo no sabía si me cortaba las venas o me las dejaba crecer…

Que tiempos aquellos. Si es que lo malo de la pena es que ni siquiera dura. Me acuerdo mucho yo de él ahora que se están matando en Hama…

En fin. De toda aquella época extraje, además de un más que correcto acento levantino en mi árabe dialectal, un buen conocimiento de la zona, la política, la cultura, el asunto palestino, la causa israelí, el problema del Líbano y las consecuencias de la primera Guerra Mundial y el Cisma de Occidente.

Lo que hace el amor. Vive una en la inopia, se enamora y, de repente, se encuentra absorta en el asunto midellist como si de una Azofaifa cualquiera se tratase.

Pues no. En los emergentes no está el Mundo Árabe aunque las cifras esas de comodities y todo ese rollo les salieran. Esto no va de primavera árabe, que, por cierto, a Occidente le viene casi peor. No sabemos ni qué decir, ni por dónde salir. Ni puñetera idea de si involucionan o evolucionan. Y qué morriña de partido baaz… Los musulmanes van a su aire y sus 600 años de distancia y el que se crea que los va a romanizar a estas alturas de curso está más que equivocado.

Y eso que yo hablo de los levantinos y no de los moros. Emergerán, pero a borbotones, como el volcán de El Hierro y eso es complicado de gestionar y predecir. Y claro, hacer retrospectiva es romántico y queda culto, pero poco operativo.

No tuve novio ruso para poder hacer un análisis cualitativo del asunto de Rusia. Es una pena que ya no tenga ni tiempo ni circunstancias para analizar el tema. No por pontificar, que líbreme Dios, sino por hacerme una idea y un criterio, que me revienta a mí no tenerlo y no poder tener una opinión por desconocimiento.

La Economista Descubierta en blogspot.com

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