Las subastas del Tesoro: puro ilusionismo

Muy pocas personas tienen el tiempo o la paciencia para examinar los datos publicados por el Departamento del Tesoro de EE.UU. sobre las subastas de sus bonos. Sin embargo, las cifras ofrecen pruebas reales de la situación financiera actual del país; un espejo que desvela el truco de ilusionismo financiero que caracteriza esta economía.
A pesar del continuo deterioro de la salud fiscal de los Estados Unidos, el Tesoro sigue atrayendo un número suficiente de compradores de su deuda, incluso con tasas de descuento extremadamente bajas. Los analistas de mercados suelen airear el éxito de estas subastas como prueba de que los estímulos monetarios y fiscales actuales son acertados. Pero, ¿quién está comprando, y qué ocurre después con los bonos?
La mayoría de las personas son conscientes de que los bancos centrales extranjeros represetan un componente muy destacado en estas operaciones. Ellos compran por razones políticas y para mantener a raya el valor de sus monedas respecto al dólar. Y aunque algunos creemos que este razonamiento es absurdo, seguiran comprando mientras piensen que su política es beneficiosa para los intereses nacionales de sus países. No obstante, una parte sustancial del las emisiones de bonos del Tesoro estadounidense acaban en manos de «operadores primarios», instituciones financieras de gran tamaño que son designadas intermediarias de estas operaciones por el Tesoro. En una subasta a finales de febrero de este año, estos intermediarios asumieron un 46% de toda la deuda emitida en esa subasta (29 mil millones dólares a siete años). Si bien esto no resulta sorprendente por sí solo, lo sorprendente es lo que sucedió después.
Según el análisis publicado en «Zero Hedge», el pasado 8 de marzo casi el 53% de esos bonos se vendieron a la Reserva Federal bajo la rúbrica del plan de flexibilización cuantitativa de dicha institución. Si bien es difícil cuantificar los beneficios que se lograron en esta transacción de escasas dos semanas, es prácticamente imposible imaginar que los bancos privados hayan perdido dinero. Es más, a sabiendas de que la Reserva Federal haría una oferta por los bonos, los beneficios que se obtuvieron de estas transacciones millonarias fueron producto de operaciones libres de riesgo alguno. Sin duda, es bueno estar en la lista de intermediarios del gobierno…
Dado que el Tesoro vende gran parte de los bonos que emite a la Reserva Federal, en un proceso que podríamos denominar «monetización de la deuda», algunos se preguntarán por qué el Tesoro no evita al intermediario y realiza sus transacciones de manera directa con el banco central?. El problema es la ley impide al Tesoro hacer esto, así que los bancos privados ofrecen una hoja de parra vital que encubre la transacción, creando la ilusión de que realmente existe una demanda legítima de deuda pública por parte del sector privado. Es todo una ilusión, producto de un truco financiero.
Copyright © 2011 · Peter Schiff
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Traducido al español y publicado con autorización de Peter Schiff.
Translated and published by kind permission of Peter Schiff.
Enlace a versión original del artículo (en inglés)
Imagen: renjith krishnan / FreeDigitalPhotos.net
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