Economista Descubierta

La formación como factor de motivación

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Con eso de que al empleado hay que tenerle motivado, y lo que se estila es el refuerzo positivo y que tarda uno mucho (a veces toda la vida) en conseguir la motivación intrínseca, los del Recurso Humano nos pasamos el día dándole vueltas al retention, porque los empleados son como los niños, de suyo, desobedientes, y además difícilmente motivables. Da igual lo que cobren, que siempre es poco, y, además, la hierba de mi vecino siempre es más verde que la mía. Que al final motivan sexo, poder y territorio, y ya se sabe que eso no entra en el fin social de las empresas ni del Recurso Humano. A estas alturas de curso la gente no se ha enterado de que por trabajar nos pagan y es nuestra obligación hacerlo bien, aunque no estemos motivados. El deber como motivo no se lleva en estos tiempos.

C.W. Carrington, que como ustedes saben tiene dos carreras y no una en cada media, es una especialista en coleccionar cursos de todo tipo, da igual Renta Fija que Diseño de Páginas Web o Psicoterapia para Menores en Riesgo de Exclusión o incluso Historia del Arte. Quitando esta excepción, estoy segura de que la formación es un factor higiénico, o sea, que motiva cuando te lo quitan, pero que lo del aprendizaje como factor de motivación está por demostrar. La cosa funciona de la siguiente manera: si el empleado pide el curso, le motiva; ahora, si el curso es obligatorio, entonces no le motiva nada y, además, le enfada sobremanera.

Recuerdo a una empleada que, inocente como un párvulo, vino a pedir que le subvencionaran un curso de moda. A pesar de que en el Sitio Elegante donde yo trabajaba venía un sastre a hacerles trajes a los empleados, no se trataba de una tienda de ropa, por lo que el curso en cuestión no hacía al caso. (La empleada era una de esas que hacía tartas y ponía flores, claro está, aunque estaba contratada para hacer contratos mercantiles).

Por supuesto, las clases de inglés, que todo el mundo pide, lo necesite o no, se abandonan coincidiendo con las navidades, y todavía recuerdo un motín que se formó porque unos cuantos suspendieron un curso y lo que querían era que les dieran el título, o mejor dicho «el certificado» (pagando, claro). O sea, que lo que motiva es que te lo den o que te lo aprueben pero aprender, lo que se dice aprender, aquí no quiere nadie.

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