Luis Martín

Grecia: hay vida después del euro

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Imagen de bandera griega

Hace poco más de un año exponía la probable desintegración del euro como consecuencia de un error de principio: los ideales de convivencia de sociedades que comparten principios de igualdad económica y social obligan a que primero cambie el sistema. Desde entonces nada ha cambiado y la quiebra de Grecia es inminente. Y a pesar de que nunca se puede infravalorar la enorme capacidad de los políticos para idear nuevos remedios inútiles, sus efectos tranquilizadores en los mercados no pasan ya de unas cuantas horas, por lo que la salida de Grecia de la zona euro es tan inevitable como su quiebra. Así que, por más que los alquimistas de la alta política europea se empeñen en improvisar nuevas soluciones, los mercados los pondrán en su sitio recordándoles que el capitalismo sin quiebra no es posible y que los intereses de los conciertos económicos no pueden estar por encima de los de sus ciudadanos.

A estas horas, aunque seguramente lleva algunos meses haciéndolo, el gobierno de Georgios Papandreou debe encontrase definiendo la hoja de ruta para dar el primer paso hacia la vida después del euro. Porque, en efecto, hay vida más allá de la fallida eurozona. Por su parte, Trichet estará preparándose para abandonar la ortodoxia y abrazarse al igualmente inútil método Bernanke.

Aunque se vivirán semanas de vértigo y titulares apocalípticos, la realidad es que Grecia tendrá la oportunidad de empezar de nuevo; escarmentada, eso sí, por haber perdido tanto tiempo humillándose al compás de las ridículas exigencias de la troika y el lobby financiero que la obligaron a apostar por una espiral recesiva en pro de la gran banca europea. Todo a cambio de la única recompensa de permanecer siendo rehén de un club financiero insolvente. Que no le quepa la menor duda a nadie que llamar a un pueblo entero holgazán y tramposo desde el seno de la Unión, algo inimaginable hace tan sólo un par de años, ha sido una mezquina hipocresía que dejará a muchos en evidencia más pronto que tarde.

Sin el lastre de una deuda impagable (porque inexorablemente será cuantiosa la quita), Grecia tendrá que volcarse en su mercado interno. Proteccionismo puro y duro, para que en lugar de importar subvenciones agrícolas germanas, sean los griegos los que recuperen su pequeño sector, apuntalen el país como el destino turístico que debería de ser, redimensionar su estado… Y es que, a priori, esa es la única vía que le queda a la cuna de la civilización para ponerse en pie nuevamente. Así como el presidente Obama finalmente lo supo diagnosticar en su discurso “made in America” del sábado pasado (aunque lamentablemente se equivoca en el tratamiento), reactivar la producción nacional es hoy la única fórmula para fomentar el crecimiento y generar empleo. Y se puede hacer al tiempo que se sanean las cuentas y se aplican, ahora sí con la seriedad que demandan los tiempos, las reformas estructurales que el país necesita. Luego vendrán las inversores extranjeras dispuestas a participar en la construcción de la nueva Grecia.

Dentro del caos y la volatilidad de los tiempos que vienen, no es descabellado pensar que el futuro griego podría ser más alentador que el alemán. Desde la perspectiva de proyecto de país lo será, por mucho que el norte europeo se empeñe en hacer de Grecia un ejemplo para evitar la huída del resto de la manada. Y semejante panorama supone un grandísimo fracaso para Alemania.

Así pues, lo preocupante no es si Grecia saldrá adelante o no (que saldrá), ni cuántos bancos dejarán de existir o serán nacionalizados (muchos), ni siquiera lo es la supervivencia de la zona euro a mediano plazo (que sin duda será muy distinta a la de hoy). Lo preocupante es qué impacto tendrá todo esto en la sociedad europea. ¿Habremos aprendido la lección para trabajar arduamente en aras de que, en efecto, los «Estados Unidos de Europa» sean una realidad seria, solidaria y solvente algún día? O, por el contrario, ¿desenterraremos antiguos fantasmas de un continente cuya unión prometía extinguir para siempre?

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