Economista Descubierta

En el estado del bienestar, las mujeres vuelven al hogar

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Aunque este sitio tan intelectual donde estoy invitada a escribir todas las semanas no parece el foro más adecuado para hablar de marmotas, no puedo resistirme a dedicarle un articulito al asunto de la reforma del Régimen Especial del Servicio Doméstico.

El gobierno de España, siguiendo las directrices de la OIT (que, por cierto, son todos funcionarios) ha decidido modificar el régimen de cotización del servicio doméstico e incluirlas en el régimen general, además de generar nuevas prestaciones para las domésticas. Quiere decir esto, que a partir de ahora, una familia es una empresa y da resultados y dividendos, en lugar de tener sueldos y gastos.

Estaría eso muy bien si, para empezar, el gobierno facilitara el permiso de trabajo y el derecho a cotizar de las innumerables extranjeras que se ocupan de niños y ancianos, pero eso no lo han pensado. Primero te dejo entrar, te dejo ir al médico y te dejo escolarizar a tus hijos; pero no te dejo ni cotizar ni tributar. El que lo entienda, que me lo explique.

Por otro lado, a nadie se le escapa que la mayor parte que tiene doméstica no la tiene para que le sirva el té ni le planche el Times, sino para que duche a su madre o le lleve a los niños al colegio o al parque. El servicio doméstico sirve para que las mujeres, que son las que, en su mayor parte, se dedican al cuidado de niños y ancianos puedan trabajar y, de paso, cotizar y tributar por un sueldo que suele ser mayor que el que se le paga a la marmota. “Si madre no trabaja, marmota al paro”. Y dos menos que cotizan, porque por las domésticas se cotizaba, vaya que se cotizaba.

Pero claro, si hay que pagar régimen general, pagas extraordinarias completas, incapacidad y baja por enfermedad, está claro que no compensa. Y no me digan que hay guarderías porque ni las hay, ni la Ley de Dependencia va a llegar a ninguna parte. Ni tiene porqué ser obligatorio encerrar a los padres en un moridero, si a ellos les gusta morirse en su casa bien atendidos. Aquí, la que no pueda pagar a la marmota, la va a despedir y se va a quedar cuidando hijos y padres, pero de manera voluntaria, y eso quiere decir que va desaparecer de la población activa.

En tiempos de crisis siempre se ha querido mandar a la mujer a casa. No hay más que ver las campañas de las activistas empeñadas en tener a todas en casa dos años seguidos, ahorrando costes a la Seguridad Social y abandonando el trabajo al tercer hijo y sexto año de lactancia. Lacte usted dos años, eche a la marmota porque no puede pagarla y un par de millones de mujeres a su casa y me quedan las estadísticas de cine.

No entiendo como se han podido despachar diciendo que si la esclavitud y la humillación y nadie se da cuenta de que esto está malévolamente diseñado. Por no hablar de donde van a ir las marmotas con su amplia formación y su impagable experiencia. Creo que en la NASA se las rifan…

En el estado del bienestar, me dicen (en Suecia, en Alemania) no hay marmotas, ni porteros, ni señores que pasean ancianitos. Cierto es. La mayor parte de las alemanas que conozco han dejado de trabajar para cuidar a sus hijos, además, por supuesto, de cambiarse el apellido al casarse.

Estarán ustedes satisfechas señoras feministas. Han conseguido que nos manden a todas a casa a pedirle el sobre al marido para darle después cuentas de cómo nos hemos gastado el dinero.

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