Marcos Queijeiro

«El talento no tiene cabida en España» –Cristian Lucas Mas

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—Dudo muy seriamente que haya alguien dispuesto a contratarme.
—¿Pero qué dices, hijo mío? Tú, un chico tan bueno,
con una educación tan excelente, con todos tus estudios.

Fragmento de «La Conjura de los Necios»

 

Fotografía de Cristian Lucas-Mas

Cristian Óliver Lucas-Mas

El diario Expansión entrevistó hace cuatro años a Cristian Óliver Lucas-Mas (Barcelona, 1979), un “joven con mucho talento dentro y fuera de clase”. Ganador del primer premio nacional de fin de carrera en Derecho y premio extraordinario de licenciatura de la Universidad de Barcelona (también premio extraordinario de bachillerato de Cataluña y del premio nacional de bachillerato de 1997), Lucas-Mas posee tres carreras universitarias (Derecho, Administración y Dirección de Empresas y Ciencias Políticas), dos masters en Harvard (Derecho y Administración Pública), otro (un MBA, concretamente) en el MIT y un doctorado en Derecho. A menudo se tiende a pensar que un brillante expediente académico abre las puertas del mundo profesional, y hoy está extendida la idea de que la presente generación de jóvenes es la mejor preparada de la Historia de nuestro país. Pero, ¿es realmente así? ¿Podemos generalizar de manera categórica tales afirmaciones? TRUMAN ahonda en el tema hablando con Lucas-Mas quien, pese a su laureado periplo académico y profesional, lleva un año en España enfrentándose a la realidad de un mercado laboral en crisis.


Posees tres licenciaturas (Derecho, ADE y Ciencias Políticas), tres masters (en Derecho y en Administración Pública, ambos por Harvard, y un MBA por el MIT) y un doctorado. ¿Cuál es tu reflexión sobre las escasas oportunidades profesionales de la generación de jóvenes más preparada de España?

No me aventuraría a afirmar que la actual generación de jóvenes es la más preparada de España, pero sí que es la que ha tenido más comodidades. Hemos crecido en una sociedad de excesos que tendremos que pagar quienes no los cometimos, si bien los disfrutamos; y lo peor es que nos hemos acostumbrado a un nivel de vida que no podremos mantener, y nos hemos generado unas expectativas que seguro que veremos frustradas.

Las escasas oportunidades profesionales son el resultado de la absoluta falta de meritocracia que rige en España y que favorece la mediocridad y el nepotismo.

Dicho esto, las escasas oportunidades profesionales son el resultado de la absoluta falta de meritocracia que rige en España y que favorece la mediocridad y el nepotismo, unido a la desaparición de una identidad colectiva en beneficio del individualismo desmedido. La envidia, la ignorancia y el miedo llevan a que los incapaces y los mediocres se protejan de la eventual amenaza que para ellos constituyen las personas mejor formadas y objetivamente más aptas para ocupar sus puestos de trabajo: es el sentimiento animal de supervivencia.

Los jóvenes de hoy son los mejor formados de la historia y, sin embargo, son la primera generación que previsiblemente vivirá peor que sus padres. ¿Cuál es tu explicación para esta contradicción?

Disiento de la afirmación de que los jóvenes de hoy son los mejor formados de la historia; si acaso, creo que son los que han tenido una mayor oportunidad de acceso a la educación universitaria. Sin embargo, dicho acceso generalizado ha ido acompañado de un empobrecimiento de la calidad de la enseñanza y de una relajación excesiva de los criterios de valoración académica. En cierto modo, hemos querido ver universitarios donde no los había; no todo el mundo debe estudiar.

La sociedad ha cometido el error de convertir la educación universitaria en un derecho básico (como considero que debe ser la escolarización), cuando en realidad debería ser un privilegio reservado a aquellos estudiantes que sepan hacer un buen uso de los recursos públicos, es decir, que estudien en serio, con tesón y dedicación.

Esta realidad unida a la crisis de valores y a la mala gestión de nuestros padres, quienes han dilapidado los recursos y la industria que durante décadas sostuvo a nuestro país, abocan a los jóvenes de hoy a vivir peor que sus padres. Los jóvenes han crecido en la cultura del “pelotazo” y se han malacostumbrado a una falacia insostenible llamada sociedad del consumismo. Ahora, demasiado tarde, descubren que no existe el dinero fácil, ni los duros a cuatro pesetas.

Está claro que posees un expediente académico ejemplar, pero también tienes experiencia como docente en Harvard. ¿Cómo se compara el ejercicio de la docencia en Estados Unidos vs. España?

Mientras en España aún perdura el método de la “clase magistral” y el aprendizaje se asienta sobre la memorización, en Estados Unidos prima el “método socrático” basado en la discusión de los materiales didácticos como proceso conducente a la comprensión como objetivo último del proceso educativo. Mi parecer es que ambos sistemas son imperfectos. Opino que un método a medio camino sería el óptimo. La mera comprensión no asienta los conceptos de manera duradera, y del mismo modo la exclusiva memorización no garantiza un buen uso de los conceptos.

En cualquier caso, si debo escoger, prefiero el método español, por cuanto al menos permite una mejor medición del esfuerzo y el sacrificio del alumno; la comprensión refleja inteligencia, la memorización es producto del sacrificio. El sacrificio se puede exigir de todos, la inteligencia no.

Gracias a tu periplo universitario y profesional conoces la realidad española pero también la de Estados Unidos. ¿Se valora más el talento en el extranjero que en España como tendemos a creer o eso es un mito que se ha creado y del que nos cuesta deshacernos?

El sentimiento animal de supervivencia a que aludía al inicio de esta entrevista es común a todos los mediocres del mundo. Sin embargo, en Estados Unidos tienen algo de lo cual carecemos en España: un fuerte sentido de identidad colectiva y/o nacional, el a menudo denostado “patriotismo yanqui”, que sin embargo sirve de barrera de contención al acceso descontrolado de mediocres a posiciones de poder.

El talento se valora más en el extranjero; es más, España se ha convertido en un país donde el talento no tiene cabida ni se sabe valorar, basta con ver los salarios de profesionales cualificados.

En Estados Unidos y en otros países auténticamente desarrollados son más conscientes de que permitir e incluso fomentar el nepotismo, como sucede en España, es cuanto menos temerario, y sin duda el mayor obstáculo al crecimiento y progreso del país. Por tanto, considero que es cierto que el talento se valora más en el extranjero; es más, España se ha convertido en un país donde el talento no tiene cabida ni se sabe valorar, basta con ver los salarios de profesionales cualificados.

Esta des-valoración del talento se refleja en la cultura de la gratuidad que impera en España y que tiene como máximos exponentes la figura del eterno becario y los contratos basura. En lugar de reconocer los esfuerzos ajenos y premiarlos, lo que hacemos en España es intentar aprovecharnos del prójimo, en este caso de los recién licenciados y de los no tan recién, explotándolos por una miseria o gratis el máximo tiempo posible. Es una vergüenza y los jóvenes deben rebelarse ya.

Tristemente, es así como en España acabamos teniendo que acatar órdenes y directrices políticas y económicas de Estados Unidos y de organismos como el FMI y la Unión Europea. Los mediocres españoles impiden el acceso a los españoles formados, y como consecuencia España acaba siendo gobernada desde el exterior. Una gran pena.

En 2005 montas tu propia firma de abogados. ¿Cuál ha sido tu experiencia como emprendedor en España?

En España los poderes públicos no están interesados en fomentar la iniciativa empresarial, sino en exprimir y esquilmar a los ciudadanos, lo que desincentiva el proceso emprendedor. Antes de poder abrir las puertas de cualquier negocio, el emprendedor tiene que enfrentarse a una ingente y costosa burocracia pero sin acceso en la mayoría de los casos al crédito, lo que dificulta en extremo el poder acometer cualquier iniciativa empresarial.

Y lo peor es el sistema concursal, es decir, lo que sucede cuando las cosas no van bien. En Estados Unidos al emprendedor se le premia y si sale mal el sistema legal le ofrece una segunda y una tercera oportunidad, al no quedar lastrado de por vida con las deudas de la empresa fallida. En España es todo lo contrario, al empresario fallido no le permiten levantar cabeza, ya que las deudas de la empresa le persiguen de por vida y a nivel personal.

Es el inconveniente de un sistema político a merced de los intereses de los bancos; los carroñeros no sueltan su presa. Lo mismo sucede con las hipotecas y el actual debate de la dación en pago.

¿En qué proyectos profesionales estás trabajando actualmente?

Después de llevar un año buscando trabajo en España sin éxito desde que regresé de Harvard y MIT el pasado mes de junio de 2010, y habiendo sido rechazado por las propias entidades que financiaron mis estudios en Harvard y MIT (demencial, ¿verdad?), he optado por dejar de buscar trabajo e inventarme uno para mí mismo. Ahora estoy en el proceso de pensar cuál. Si a alguien se le ocurre uno o quiere que le haga partícipe del que me invente, contactadme: lucasmas@post.harvard.edu.

¿Cuál es tu opinión sobre el movimiento 15-M? ¿Te has implicado en él?

Si bien comparto muchas de sus demandas, no me identifico con su falta de organización y estrategia. Actualmente, las ideas no bastan ya que el sistema está demasiado consolidado.

Por eso, si estos movimientos desean triunfar, o cuanto menos tener vocación de permanencia, deben definir claramente no sólo su ideario, sino también sus bases de apoyo, sus recursos disponibles, sus canales de comunicación, sus mecanismos de organización y sus vías de actuación. Desgraciadamente, no parece que hayan hecho los deberes.

En alguna ocasión manifestaste que no descartabas dedicarte a la política, ¿sobre qué ideario se asienta tu ideología?

Mi ideología se asienta sobre un ideario basado en la recuperación de la identidad colectiva y de los valores tradicionales, que son los que nos han permitido llegar hasta el día de hoy.

Los intereses personales y el individualismo se han adueñado de la sociedad y asistimos a una crisis de valores sin precedente. Se cuestiona hasta el más elemental concepto de familia, lo cual atenta contra los cimientos de la sociedad, y se menoscaban valores fundamentales como el sacrificio, el trabajo, el respeto y cuidado de los mayores, o simplemente la identidad colectiva.

Me temo que la gente necesita volver a valorar lo que tiene y lo que es importante, y tristemente ello sólo sucede ante eventos traumáticos. El primer paso no es político, debe ser personal.

¿Cuáles son tus propuestas, tanto a nivel económico como social, para mejorar la situación actual?

En primer lugar, es necesaria una unidad de criterio, y para ello es premisa básica una identidad colectiva. Actualmente nadie vela por el interés público, ni tan siquiera los poderes públicos, que están más preocupados por ampliar sus parcelas de poder que de realizar sus funciones.

A nivel económico propondría abandonar inmediatamente la Unión Europea y el euro, implementar políticas comerciales proteccionistas y reconstruir nuestras industrias nacionales, todo ello con el objetivo de recuperar nuestra autonomía monetaria y económica perdidas, o mejor dicho, robadas, así como reconquistar nuestro mercado interior y regenerar nuestras industrias que son la única vía de creación de empleo. No podemos convertirnos en un mercado de consumidores-esclavos de terceros países.

Tampoco podemos seguir a expensas de los dictados y los abusos de otros países (a saber Alemania, Francia, Estados Unidos), ni estar condicionados en nuestras políticas por lo que dicen en Bruselas o en Washington individuos que defienden los intereses de sus respectivos países. No queremos ser nacionalistas, y en cambio quedamos a merced de los nacionalismos extranjeros. Qué paradójico.

A nivel social, considero que se debe hacer cumplir la ley, y ello significa no otorgar un status legal a quien no cumple los requisitos para ostentarlo y beneficiarse de todas las prestaciones que lleva aparejado el mismo. Si un ascensor tiene capacidad para 4 personas y le metemos 24, al final no sube nadie y nos quedamos sin ascensor. Pues lo mismo pasa con los países y con sus sistemas de protección social.

En resumen, España debe volver a ser soberana, y eso sólo es posible si podemos dictar nuestras políticas económicas con libertad, gestionar nuestra peseta y servir a nuestros ciudadanos primero.

¿Cuál es tu lectura sobre el resultado de las recientes elecciones municipales y autonómicas en España?

Considero que España es un triste ejemplo de bipartidismo reactivo que debe ser superado. Los ciudadanos votan al PP para castigar al PSOE, cuando en realidad deberían votar a un partido por convicción con su ideario, no para castigar al otro. El problema es que los partidos que están consolidados dificultan la entrada y la supervivencia de nuevas formaciones políticas; nuevamente nos hallamos ante el sentido de supervivencia de los mediocres.

La democracia para ser real debe ser informada.

¿Consideras que las urnas son suficientes o consideras que es hora de incorporar otros procesos de participación ciudadana directa como reclama el movimiento “Democracia Real Ya”?

Creo que la democracia para ser real debe ser, al igual que el consentimiento médico, informada. Eso significa que el derecho al voto debería tener la consideración de privilegio, y para ejercitarlo los ciudadanos deberían cumplir con el deber de ejercitarlo de forma informada, para lo cual deberían acreditar una formación mínima (no académica, sino programas formativos) que les permitiese conocer las opciones existentes y lo que implican dichos idearios políticos.

Del mismo modo que no escogemos al piloto de un avión por votación, y mucho menos basada en criterios tan subjetivos como la apariencia de éste o la simpatía que nos inspira, tampoco podemos escoger a nuestros gobernantes que a diario toman decisiones que afectan, no a 200 pasajeros, sino a millones de ciudadanos, en función de criterios ajenos a su capacidad para gestionar y su experiencia profesional y formación académica, ¿o acaso querríamos volar en un avión pilotado por un podólogo muy atractivo y simpático?

La democracia real es el “voto informado” y una “clase política cualificada”. Carecemos de ambos.

Cristian Lucas-Mas (currículum vitae – PDF)

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