Peter Schiff

Más estímulos se traduce en menos empleos

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Peter Schiff

El decepcionante último dato de empleo de la economía estadounidense ha sumido en la incertidumbre a los economistas que ahora intentan explicar el porqué de semejante descenso. La explicación, sin embargo, es clara como el agua. Como he estado diciendo durante años, la economía de EE.UU. no creará puestos de trabajo, siempre y cuando la Reserva Federal mantenga los tipos de interés artificialmente bajos y el Congreso siga estimulando el gasto y la deuda de los consumidores, sancionando a los empleadores con mayor regulación e impuestos, mermando la inversión privada con un endeudamiento público masivo y limitando las fuerzas del mercado en la reestructuración de nuestra desequilibrada economía.

Mientras los nuevos datos refuerzan mi hipótesis, los políticos en Washington insisten en asumir el diagnóstico equivocado, y hacen caso omiso a la evidencia que desvela que sus soluciones han fracasado. En lugar de volver a evaluar la eficacia de los remedios que proponen, insisten en prescribir más de lo mismo.

Sin duda, la tasa de desempleo del 9,8% (17% al contar los trabajadores subempleados o desplazados) provocará una nueva prórroga en las prestaciones por desempleo, que ofrecerán aun mayores incentivos a los desempleados para no trabajar. Además, probablemente se producirá otra ronda de estímulos – que supondrán un déficit presupuestario más alto – que obstaculizará aún más la inversión de capital y la formación empresarial necesaria para generar puestos de trabajo sostenibles. Entonces, la inflación creada por la Reserva Federal para financiar los déficits elevará los precios al consumo, haciendo la vida mucho más difícil para todos los estadounidenses, independientemente de su situación laboral.

Todas las conversaciones en Washington sobre la idea de que la demanda debe de ser estimulada para crear puestos de empleo es una farsa. Los informes en los telediarios que muestran multitudes pisoteándose unos a otros para llenar sus carritos de compra demuestran que hay mucha demanda. Lo que realmente falta en nuestra economía es mayor oferta. Esas multitudes siguen llenando sus carritos de compra casi exclusivamente con productos importados. Si fuera cierto que la demanda crea puestos de trabajo, gozaríamos de pleno empleo en este momento, pero la verdad es que la demanda no tiene sentido sin los medios de producción necesarios para suministrar los bienes.

Es irónico que la ampliación de las prestaciones por desempleo, una de las razones por las que la tasa de desempleo sigue siendo tan alta, está siendo promovida como una iniciativa de ley para estimular el empleo. Sus defensores keynesianos dicen que el dar dinero a los desempleados estimula la creación de puestos de trabajo donde quiera que gasten ese dinero. Esto es una tontería absoluta.

Si imprimir dinero para entregárselo a los desempleados genera crecimiento y empleo, ¿por qué no ha funcionado hasta ahora? Después de todo, ya hemos ampliado los subsidios por desempleo a 99 semanas. ¿Dónde están los nuevos puestos de trabajo? Además, si cada dólar destinado a subsidios por desempleo genera dos dólares de crecimiento, como nuestros legisladores propugnan, ¿por qué no se doblan o triplican los subsidios? De hecho, ¿por qué limitarse a los desempleados? Mejor extender el subsidio a la población entera, entonces sí que reactivaremos nuestra economía…

Los políticos no pueden crear crecimiento económico repartiendo dinero. Si se pudiera, los soviéticos hubiesen ganado la Guerra Fría. Distribuir dinero en efectivo no crea oferta adicional, simplemente cambia los beneficiarios de la actual oferta. Transferir el poder adquisitivo de los productores a los consumidores socava el crecimiento económico y destruye puestos de trabajo.

Por ahora, la oferta proviene del exterior. Pero esta dinámica sólo empeora nuestro desequilibrio en la balanza comercial, sumiendo nuestra nación en una mayor deuda. Con la pérdida del poder adquisitivo del dólar se encarecen las importaciones y el nivel de vida estadounidense empeorará.

¿Qué se necesita para que nuestros líderes se den cuenta de que su solución está exacerbando el problema que están tratando de resolver? Lamentablemente, dudo que se den cuenta hasta que la situación se haga insostenible para la mayoría de los votantes. Estas cifras de empleo nos llevan un paso más cerca de esa masa crítica.

A menos que los políticos despierten de su estupor, pronto nos enfrentaremos a una crisis de deuda soberana y de divisas que hará que la crisis crediticia de 2008 parezca un apacible interludio. Esperemos que, cuando las primeras dificultades importantes se produzcan en los EE.UU. como está ocurriendo actualmente en Irlanda y Portugal, finalmente se produzca un giro de 180 grados en la política en Washington. Esperemos que no sea demasiado tarde para evitar que millones de personas sean sometidos a una vida de mera subsistencia, o algo peor. Estas son mis esperanzas, pero mi temor es que estamos en la cúspide de la mayor caída económica en la historia moderna.

Copyright © 2010 · Peter Schiff

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Traducido al español y publicado con autorización de Peter Schiff.
Translated and published by kind permission of Peter Schiff.
Enlace a versión original del artículo (en inglés)

 

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