Peter Schiff

Mantenga la cabeza fuera del dólar

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Recientemente se ha debatido mucho acerca de que, al igual que el “Queen Elizabeth 2″, el sector financiero estadounidense está a punto de embarcarse en un crucero transatlántico. Por desgracia, a diferencia de los pasajeros de aquel barco, nosotros no correremos con tanta suerte. En el año 2010, “Queen Elizabeth 2″ no se refiere a un lujoso trasatlántico, sino a una segunda y más extravagante serie de estímulos de “flexibilización cuantitativa” (quantitative easing, o «QE») para la economía. En el pasado, esta técnica se denominaba simplemente “imprimir dinero”. Como si la nación no hubiese sufrido bastante en la primera ronda, el capitán Ben Bernanke y la Reserva Fedederal están decididos a agravar la situación al aplicar otra gigantesca inyección monetaria. Su supuesto objetivo es el de impulsar la economía y crear empleo. Sin embargo, dado que el crecimiento económico no puede lograrse mediante la impresión de dinero, su “Queen Elizabeth 2″ particular se hundirá igual que el Titanic.

Con el “Queen Elizabeth 2″ se pretende bajar las tasas de interés para promover el crecimiento del empleo y esquivar la aparentemente inminente amenaza de deflación. Pero la idea de que la economía es débil porque las tasas de interés son demasiado altas es de risa. La deflación es la cura que el mercado emplea contra de las burbujas de activos que han pinchado, por lo que cualquier intento de evitarla sólo debilitará aún más la economía.

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De hecho, una de las razones por las que la economía de EE.UU. está tan deteriorada es que las tasas de interés son demasiado bajas. Lo anterior es debido a que, por un lado, las bajas tasas de interés han alentado el exceso de endeudamiento, tanto por particulares como por el estado, y por otro, se ha desalentado el ahorro, alimentando así nuevas burbujas de activos a expensas de inversiones legítimas. Como resultado, el peso muerto de la deuda ha sobrecargado nuestra economía y los acreedores se están poniendo nerviosos. Lo que necesitamos ahora es tomar decisiones difíciles, no dejarse llevar y también dejar de pedir dinero prestado.

Peor aún, por el hecho de mantener los tipos de interés demasiado bajos, la Reserva Federal ha permitido que el gobierno de EE.UU. crezca mucho más de lo que de otra manera lo habría hecho si su capacidad de endeudamiento se hubiese limitado. A falta de tasas de interés bajas, Washington probablemente no habría podido aprobar sus reformas sanitarias y de regulación del sector financiero, ya que habría estado demasiado ocupado intentando mantener las luces encendidas en el edificio del Congreso.

Por esta y otras razones, el miedo a la deflación no debería de ser preocupante. Y es que no es una amenaza real debido a que la caída de los precios al consumo pueden, en efecto, servir como un alivio para muchos desempleados y víctimas de recortes salariales. Incluso si se tratase de una amenaza real, ni siquiera sería probable que tuviera lugar debido a la gran liquidez que se ha inyectado y a la capacidad infinita de la Reserva Federal para inyectar aún más. En cualquier caso, y a pesar de una economía en recesión, los precios al consumo ya están aumentando en todos los ámbitos, así que, ¿a qué viene esta discusión sobre la necesidad de evitar una deflación?

La Reserva Federal se apresura a advertir sobre la caída de los precios en el sector inmobiliario. Pero una caída en dicho sector no hará que los precios al consumo bajen más de lo que el propio boom inmobiliario provocó que subieran en primer lugar. Los precios inmobiliarios son muy altos, y la economía nunca se recuperará a menos que se les permita caer. Resulta interesante que cuando los precios inmobiliarios estaban subiendo, la Reserva Federal no incrementara las tasas para controlarlos, y ahora que están cayendo, el banco central se siente obligado a bajarlas para apuntalarlos. Si la caída de precios en el sector inmobiliario representa una amenaza de deflación, ¿por qué la Reserva Federal no advirtió de una amenaza de inflación cuando los precios inmobiliarios estaban subiendo?

Mi opinión es que toda esta discusión sobre deflación es una mera pista falsa. El verdadero propósito del “Queen Elizabeth 2″ en la economía norteamericana es disfrazar la incapacidad del Tesoro para financiar su deuda. Como la demanda global para la deuda denominada en dólares cae, la Reserva Federal está buscando una excusa para tomar el relevo. Al anunciar su “Queen Elizabeth 2″, se procede entonces a monetizar la deuda pública sin transmitir a los mercados el mensaje de que hay un serio problema de financiación. Si se supiera la verdad, cundiría el pánico. Así, la idea de la Reserva Federal de comprar bonos del Tesoro para impulsar la economía es en realidad su forma de convertirse en comprador de deuda de último recurso.

Si la Reserva Federal realmente desea ayudar a la economía, debería elevar las tasas de manera espectacular. En lugar de prepararse para un “Queen Elizabeth 2″, debería descargar la deuda que adquirió durante el “Queen Elizabeth 1″. Por supuesto, lo anterior no es tan fácil de hacer. Precisamente, ésta es la razón por la que nunca estuve de acuerdo con el “Queen Elizabeth 1″. A pesar de que la salida va a ser dolorosa, hundirse con el buque será aún peor.

Mayores tasas de interés y un compromiso por parte de la Reserva Federal de abstenerse de comprar bonos del Tesoro estadounidense obligaría al gobierno a reducir drásticamente su gasto. Si al menor gasto sumamos menor regulación, una reforma de nuestra estructura fiscal para que no se castigue el ahorro y la inversión, la eliminación de todos los subsidios al sector inmobiliario a fin de que los precios disminuyan a niveles asequibles, y permitir que todas las entidades insolventes caigan, entonces la recuperación real de la economía se mantendrá.

Si la Reserva Federal se niega a zarpar en el “Queen Elizabeth 2″, entonces sus pasajeros se quejarán, pero por lo menos EE.UU. se moverá en un terreno de política monetaria sólida a medida que intenta reconstruir la economía. Sin embargo, si decidimos abordar el “Queen Elizabeth 2″ (y los sucesivos QE3 y QE4), entonces nos adentraremos en un mar lleno de icebergs llamados picos de las tasas de interés, y todos a bordo terminarán ahogándose en un océano de billetes devaluados con el sello de la Reserva Federal.

Copyright © 2010 · Peter Schiff

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Traducido al español y publicado con autorización de Peter Schiff.
Translated and published by kind permission of Peter Schiff.
Enlace a versión original del artículo (en inglés)

 

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