Inteligencia colectiva, estupidez generalizada
Conviene distinguir que, atribuir a la masa una inteligencia superior a la suma de la inteligencia de los particulares, puede sonar creativo y elogioso, pero no es rigurosamente cierto, ni naturalmente mejor. La masa, cuando se junta, suele dejar el suelo lleno de papeles, mondas de fruta, cáscaras de pipas y latas de cerveza aplastadas. Lo cual, por cierto, si es un signo de inteligencia colectiva, que venga Dios y lo vea.
Como ya no somos si no somos en red, como si el hombre no hubiera sido social por naturaleza de toda la vida, asisto estos días a uno de esos eventos 2.0 donde se decreta, nacida y muerta la universidad en Bolonia. Que oh, de repente somos todos mucho más listos, colectivamente más listos, sólo por el hecho de andar en foros de discusión y aprendizaje. Esto último, con mis reservas.
Está muy bien diluir la inteligencia, como la culpa, en la masa. Los alemanes son especialistas en temas de culpa colectiva: todos culpables. Fuenteovejuna: nadie culpable y la culpa, al empedrado.
Decir que la inteligencia es colectiva es confundir inteligencia con conocimiento al alcance, cosa que ya estaba en las bibliotecas, naturalmente de más difícil y tedioso acceso. La inteligencia no son los medios, como la educación no son los pupitres ni las pizarras digitales. Va a resultar ahora que el ser humano después de no sé cuántos miles de años no se ha acostumbrado a digerir el gluten ni la leche y que lo suyo es la dieta del Paleolítico. Y vamos a ser todos más listos porque desde hace menos de diez minutos participamos en varios grupos simultáneos de redes sociales corporativas, de madres desocupadas y de amantes del running.
Yo sé que esta manera de pensar es muy gratificante. Casi tanto como la de las inteligencias múltiples, consuelo inefable de los padres con niños diversificados y “adaptados curricularmente”. Que no quiero yo desconsolarlos, y hasta a los cuervos les parecen sus hijos guapos, pero a uno no le aumenta la inteligencia así de repente por andar en foros, por muchos papers que quieran escribirse al efecto.
Como mucho podría aumentarse la organizational savvy, por aquello de la exposición a los otros. No es que aumente la inteligencia, sino que se pone a prueba la propia a fuerza de exponerse al bochorno y al ridículo. Y no mejora a colectivo alguno, sino al individuo avispado que sabe sacar partido de la situación.
No se consuelen pensando que todo esto les hará más inteligentes ni a usted ni a sus hijos. Basta con lo que traiga usted de serie y el esfuerzo que le ponga; que una cosa es la inteligencia, otra los medios y otra las oportunidades.
Y el resto, estupidez generalizada.
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