Economista Descubierta

El colegio pregunta

Disminuir tamaño de fuente Aumentar tamaño de fuente Texto Imprimir esta página
Print Friendly, PDF & Email

No sé si les he contado que en mi colegio no hay APA, ni AMPA, ni AMYPA ni nada de eso. Es delicioso ir a un colegio donde no tienes que aguantar al resto de los padres más que lo justo y los grupos de WhatsApp te permiten. Pero, mire usted por dónde, ha decidido consultarnos cómo querríamos que fuera el colegio, ahora y en el futuro.

Como yo aprendí clarito eso de que “hay que participar de la vida colegial”, lo cual quiere decir que hay que ir a lo que el colegio programa y no meterse a programar, me inscribí ipso facto en los grupos de trabajo convocados a tal efecto.

Dispuesta, cómo no, a ver qué opinan de asuntos escolares mujeres que en su mayoría han dejado de trabajar para ir a contarles a las maestras cómo deberían de hacer el trabajo. Decidí, muy conscientemente, callarme y limitarme a las mínimas intervenciones, no fuese que cualquier pedorra de esas que habla sin saber lo que dice me cogiera manía innecesaria. Teniendo en cuenta que las madres del cole son un colectivo que aterriza en tu vida sin haberlo elegido. Más vale ser precavida, ver, oír y callar.

La primera y más importante conclusión, al margen del destierro inexcusable de la memoria (qué manía con denostar a la memoria, que es lo mejorcito que se puede desarrollar en la infancia) es que todo el mundo quiere que sus hijos sean felices. Felices para por supuesto que su a tu hijo le matonean en el colé, al matón le expulsen; pero si tu hijo es el macarra, se atienda a su diversidad y se le ayude. Pobre hijo, oiga, que también tiene que ser feliz.

A cualquier cosa le llaman diversidad, oiga, al mismo nivel el macarra que el manco.

El colegio pregunta también qué tal nos iría una jornada continua, que en Finlandia sólo van a clase por la mañana y el informe PISA les sale niquelado. A todas les parece fantástico, claro, como total ellas por la mañana no hacen nada y por la tarde lo pasan a limpio, se ahorran el comedor y pueden ver la telenovela en familia. Como a las reuniones del colegio nunca hay más de un padre a modo testimonial, a todo el mundo le parece fabuloso, y si alguien sugiere que eso no ayuda en absoluto a las mujeres que trabajan otra, rápidamente, le sugiere que pida la media jornada.

El nivel de inglés también se pone en duda. No hay como una madre que haya cambiado el Excel por el trapo para hablar de métodos pedagógicos que ignora. Nadie cuestionó el precio de la cartilla, que todavía me tiene hablando sola, nadie cuestionó porque nadie abre un libro. Habiendo Google vamos a necesitar criterio, que cosas tienes, hija.

El resumen de estas reuniones concluye que el colegio tiene que hacer milagros para paliar lo que los niños reciben en su casa. Y como no los haga, o me los expulsen, ustedes que me van a oír, que los pienso poner verdes en todos los “foros en femenino” donde las mamis buscan soluciones a su vasta ignorancia.

* * *

 

Comparte este artículo