Economista Descubierta

Reinventarse y la dichosa zona de confort

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A todo hijo de vecino que se queda en paro algún amiguete bienintencionado le dice eso de que tiene que salir de la zona de confort de las narices y que se reinvente. El paro es cualquier cosa menos confortable y reinventarse, así como lema de obra de teatro de función de fin de curso suena bien, pero la mayor parte de las veces, lo que mejor resulta suele ser «zapatero a tus zapatos» y rebaja tus expectativas a ver si con un poco de suerte te contratan de lo que sabes hacer porque enseñarte otra cosa va a ser difícil. Ser jefe no es un oficio, sino una circunstancia, y ser consultor no es tampoco un oficio, sino una situación más o menos temporal.

Puestos a reinventarse, muchos se deciden a poner un bar, para hacer, como dicen los alemanes, lo que hacen los que no valen para nada; otras una mercería, visto que ahora estamos todas entusiasmadas con las máquinas de coser y los hilvanes y la alta costura en forma de serie televisiva nos tiene a todas decididas a volver a subirnos los dobladillos no por economía sino por vocación. Pero algunos otros, ya que se reinventan, de paso se inventan, y si pueden se lo tratan de vender a alguno. El cuento chino, digo.

La pena es que Madrid es un pueblo y la Economista tiene una memoria que ya podía haber aprovechado la TIA. Entre que el Colegio Mayor me permite conocer al  menos a 200 personas más que el resto de los mortales y que servidora se entretiene haciendo fichas, ni se le escapa inventor de perfil deseable, ni trepa interesado, ni motivado social, ni al patrimonio por el matrimonio, ni las del mérito, ni los del rencor social, ni las de las uñas anacaradas, ni los decididos como sea a convertirse en élite extractiva a fuerza de pegarse a los poderosos.

En mi nuevo entorno laboral, del que no daré muchos detalles porque ya saben que yo en mi SÍ miedo vivo muy tranquila, prima mucho la competencia porque ya saben que los que se dedican a cosas reales y no a mandarse mails ni a comiditas de relaciones, siguen valorando cosas como doctorados científicos y tesis de verdad y no copiadas. Y esto me hace, naturalmente, muy feliz, aunque haya, como en todos sitios, horteras y ambiciosillos.

Pero hoy, en una de esas reuniones de nuevo con consultores, que Dios me ha castigado y ahora veo una media de tres coaches y un consultor diario, me han querido presentar como experto en cambio organizacional a un pavo que ya se podía haber inventado otra expertise porque no sólo ha fracasado en todos y cada uno de sus intentos empresariales (cosas que pasan, también me hubiera pasado a mí) sabe de organizaciones lo que yo de acuicultura. Y no porque las organizaciones sean en sí una ciencia o una materia, sino porque conozco al fulano desde la tierna edad de los 16 años y si sabe alguien cómo es, esa soy yo. Eso no es reinvención, eso es mentira.

La zona de confort de este individuo no era naturalmente la suya de origen, que no tenía nada de malo, pero no le debía parecer suficiente, y, pensando que los demás éramos tontos, fue tratándose de colocar siempre cerca del que pensaba que le podía venir bien.

Está claro que no hay como tener los objetivos claros para perseguir constantemente la mejora (social) a base de ser pelota y hacerse el encantador. Los metros cuadrados tienen mucho atractivo para el que ha dormido siempre en literas y ha guardado la ropa de invierno en el trastero. Si yo no digo que sea lícito, pero no es ni reinvención ni cosa que se le parezca. Citarte a Steve Jobs, Dios lo tenga en su gloria, y hablarte de gestión del patrimonio familiar cuando por no haber, ni has heredado, lo que denota es muchísimas ganas de mudarse definitivamente a la zona de confort.

A mí si me lo dicen claramente, a lo Susanita de Mafalda, me parece mucho más honrado y definitivamente mucho más comprensible. Mira hija, yo es que pasé mucho frío y como soy guapo y tengo una sonrisa arrebatadora, mira tú qué suerte, voy a ascender como sea para matrimoniar bien, vivir mejor y, si es posible, hacer lo que me dé la gana. Objetivo que es una zona de confort más que estupenda y que no necesita invención ni reinvención.

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