Economista Descubierta

Pasta blanda

Disminuir tamaño de fuente Aumentar tamaño de fuente Texto Imprimir esta página
Print Friendly, PDF & Email

Del antiguo blog, que tengo congelado pero no cerrado, he extraído hoy esta entrada, de las primeras, cuando CW todavía vivía en España y yo convidaba a mis amigas a comer en casa porque no tenía dinero para ir a restaurantes. No sé si hacen memoria pero servidora estuvo largo tiempo en paro y lo recuerda con horror. Aquí se la traigo a propósito de un libro que me remiten mis Eruditos Editores.

El equipo de redacción de este blog ha tenido hoy una comida de trabajo. Es decir, mis amigas colaboradoras de este blog han venido a comer a mi casa. El tema de la comida: cómo convertir este blog en libro, y de ahí, a la conciliación. O sea, a forrarse. También me han dicho que ponga una casa de comidas, pero se me hace bola, y como dicen en alemán «Wer nichts wird, wird Wirt», que quiere decir que el que no vale para nada, pone un bar. Y yo todavía aspiro a algo…

Reconozco que yo no soy capaz de escribir un libro porque no tengo ni talento ni tema. Y un libro sin asunto no me parece que sea un libro. Cierto es que el otro día entré en Vips y pensé que, si todo el mundo puede publicar un libro de pasta blanda y color amarillo, bien podría yo aplicarme en lo mismo, pero pasa como en política: si eres medio decente, no te metes, por dignidad, por vergüenza. En fin, que no te metes.

El asunto es buscar un buen título. No sirve «De cómo las mujeres tiraron sus carreras al retrete» porque es largo. Desde luego tampoco sirve «El refranero castellano: síntesis y compendio del management«, porque lo colocarían en la estantería equivocada.

Definitivamente, y por lo que he visto, el título tiene que hablar de flores, puentes, ríos (como no soy río, yo me vuelvo, por ejemplo) y cosas por el estilo. Tiene que ser un poco oriental y un poco bucólico.

Veamos varios ejemplos:

«El geranio que decidió sobrevivir en el patio interior», que trata de la gestión de competencias para secretarias con potencial, pero en empresas industriales.

O «Las margaritas y el trainee«, que trata del proceso de decisión a la hora de elegir si se estudia empresariales o económicas o si hacer las prácticas en Garrigues o Deloitte.

O qué tal «Un solo bulbo de tulipán», que trata de que la ocasión la pintan calva.

«La paradoja del puente rasgado y el caracol», que no quiere decir absolutamente nada, pero suena sugerente.

Lástima de talento, mira que no tener…

* * *

Comparte este artículo