Las protagonistas
Creía yo que lo del chat se iba a apagar una vez que ya hemos resuelto colectivamente las dudas sobre si la “mierdalibros” se forran o “como total no sirven para el año que viene…”. Ya sabemos que el uniforme de judo se lleva el lunes y vuelve el jueves. Y ya nos hemos reído todas mucho, pero qué va, me he equivocado de medio a medio y el curso se promete agitado en los social media.
Estaba pensando si Letizia, que por lo visto controla mucho, estará en los dos grupos de Whatsapp de sus niñas, o tendrá un móvil sólo para eso, que no creo que tenga ella mucho interés en que se sepa si Leonor tiene piojos pero sí en conocer el estado de infección de las demás.
La investigación pareja al perfil de la chateadora, con los aplausos, jajajás, caritas llorosas y ausencia de vocales me deja a mí, que soy una conversadora vocacional, perpleja. Perpleja ante la cantidad de dudas estúpidas que la gente alberga y, sobre todo, por la necesidad de apoyo popular que necesita el respetable para hacerlo todo.
Yo, que nunca me he encomendado más que a mis propias finanzas y a mi salud para tomar decisiones, he pedido en contadas ocasiones opinión ajena. Y si la pido, cualificada, oiga, cualificada. Que las otras madres saben igual de poco si lo del judo se lleva el jueves o los días pares.
También la de tiempo que tienen las desocupadas, cuyo perfil se adivina en la misma puerta del colegio donde, ataviadas para irse luego a tomar café y al gimnasio, o al gimnasio y a tomar el aperitivo, según los días, llegan siempre casi tarde porque las que no tienen nada mejor que hacer que “amadecasear” y mandarse whatsapps tontísimos, llenos de dudas más tontas todavía. El día, entre llevar a los niños y recogerlos, da para mucho paseo y mucho café. Se lo digo yo que me pasé en el WFA más de un año.
Estar en un grupo de esos de Madres Cole resulta imprescindible a la hora de hacer filtros escolares. A saber, y mientras se pueda, cortar de raíz las incipientes amistades de la prole. Dime con quién andas y te diré quién eres. También va para saber quien está más interesado en conocer tus propios planes, que una, modestia aparte, siempre ha marcado tendencia y acaba por poner de moda. Y que alguien me diga, por favor, por qué Twitter arde con las declaraciones de Mónica Oriol y a mí en el Whatsapp sólo me llegan fotos de Julio Iglesias.
Quizás, y a propósito de las declaraciones de Mónica Oriol, he pensado que es triste pena que se ensañen con las que precisamente no se dedican a wasapear en horas laborales y se dedican de 6 a 8 y de 7 a 10 a tratar de suplir la ausencia.
Si se trata de poner a parir a las mujeres no se ensañe con las que no quieren viajar y trabajan y sí con las colocadoras de niños en fin de semana para acompañar a su maridito a un viaje estupendo (del trabajo de él, por cierto). Es triste pena que la presidenta del Círculo de Empresarios a la que por cierto, su foto de LinkedIn le hace un gran favor, se haya dedicado a SECOT y no a favorecer que las mujeres coticen y se conviertan en cargas en forma de pensión de viudedad. Que es mejor pagar sueldos que pagar subsidios, oiga.
A lo mejor es que Mónica Oriol prefiere que, efectivamente, las mujeres se dediquen a ir a la peluquería y al gimnasio, a wasapear, a forrar a forrar libros y no a leerlos. Y si alguna osa pretender no conciliar, sino cumplir lo mejor que puede y sabe en todos los frentes que le ocupan, prefiere machacarla ella, que a las hembras alfa la competencia les molesta. Yo sí puedo tener seis hijos y ser presidenta, y tú, tonta del culo, como eres una carga, mejor te quedas en tu casa, y me dejas brillar a mí, que por cierto, no soy como Rosalía Mera, que se lo curro ella, sino que, oh casualidad, se lo curro otro antes que yo.
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