El Marinaleda mexicano
Un remoto pueblo de la mixteca baja que hoy se quiere mostrar como el ejemplo vivo de la gestión campesina.

“Gala de inauguración de las XVII Espartaqueadas Deportivas Nacionales, Plaza de Toros de Tecomatlán, Puebla”. (haz ‘clic’ para ampliar)
La “organización de los pobres de México”, como así se autodenomina el Movimiento Antorcha Campesina, cumple 40 años. En conmemoración, celebra las Espartaqueadas Deportivas Nacionales, un campeonato multidisciplinar que congrega a 15 mil participantes de todo el país en el lugar donde nació el antorchismo: un remoto pueblo de la mixteca baja que hoy se quiere mostrar como el ejemplo vivo de la gestión campesina.
Tres autobuses con los pasillos repletos de botellas vacías y restos de botana se adentran en un valle cubierto de árboles y cactus gigantes. Una estrecha carretera pegada al filo de un barranco conduce hasta el destino de la comitiva, donde a la entrada, un enorme arco olímpico coronado por una gran antorcha les da la bienvenida: “Tecomatlán, Cuna de Antorcha Campesina y Atenas de la Mixteca”.
Los pasajeros, un centenar de jóvenes deportistas que partieron hace dos días y medio desde Tijuana, observan, cansados y entumidos, el lugar al que acaban de arribar: un caluroso y húmedo pueblito de unos cinco mil habitantes oculto en el eje volcánico del Valle de Acatlán (una de las zonas más apartadas de México), rodeado de cerros boscosos y atravesado por el rio Mixteco. El precioso entorno natural enmarca la vista de las obras de reciente construcción entre las que destacan el campo de fútbol y la peculiar iglesia barroca del siglo XVI, única en la zona.

“Equipo de futbol de Baja California, pasando la noche en el aula de una escuela del pueblo”. (haz ‘clic’ para ampliar)
Este pequeño municipio, antaño olvidado por la historia y los gobiernos, se ha convertido en el centro cultural y deportivo de toda la mixteca baja en los últimos años, gracias a los numerosos eventos que en él se han venido celebrando. Desde conciertos de música banda a festivales de danza popular; hay fiestas y entretenimiento para todos los gustos. Eso sí: poco alcohol y ningún prostíbulo.
Futbolistas, atletas y jugadores de voleibol comienzan a descender de los vehículos con sus pertenencias, e instalan su campamento en las aulas de una de las escuelas cedidas para la ocasión. Poco a poco aparecen deportistas de otros estados, quienes también se acomodan en éste y otros colegios o secundarias, y pronto la calle principal se torna en constante bullicio.
Durante la primera semana de febrero, la XVII Espartaqueada Deportiva Nacional logró reunir a 15 mil deportistas de todo el país en este lugar para celebrar un campeonato que enfrentó a las selecciones estatales en diversas disciplinas deportivas a modo de unas auténticas Olimpiadas. Los habitantes del pueblo se volcaron en la recepción de los visitantes y todo estuvo sobresalientemente dispuesto para la celebración.
Los hoteles y hospedajes del pueblo estaban llenos, tiendas y restaurantes también. Los taxistas no tenían un segundo de respiro y los vendedores de helados hicieron su agosto. Frente a la plaza de toros, junto al complejo de canchas, un mercadillo de comida y artesanías cobijaba al vaivén de personas que acudían a presenciar los encuentros que se disputaban a lo largo de cada jornada. Desde la explanada ajardinada sobre la que se desplegaba todo el escenario, se escuchaban los gritos de las aficiones en la cancha de fútbol. Tecomatlán estaba de fiesta. Un detalle: apenas hay conexión a Internet.

Antonio González, portero del equipo de fútbol de Baja California, pateando una bola con la iglesia colonial al fondo. Un temblor dañó la estructura del templo y el gobierno antorchista trata de obtener fondos para su restauración. (haz ‘clic’ para ampliar)
El modelo ideal de ciudad
Con la celebración del multitudinario evento, el Movimiento Antorcha Campesina quiere mostrar la Tecomatlán como paradigma de la sociedad antorchista. Para ello, las Olimpiadas son un añadido a un pueblo que goza de tener empleo para sus habitantes, un buen nivel de bienestar social y una infraestructura en creciente desarrollo. En palabras de su propio líder, Aquiles Córdova Morán, “Tecomatlán es una prueba de lo que se ha logrado con la gestión antorchista, y eso que no es donde más recursos obtenemos”.
Tecomatlán era un pequeño caserío olvidado en la mixteca donde no se conocía la energía eléctrica ni el agua potable. Los campesinos malvivían aislados, por la falta de carreteras y accesos, sometidos a las familias caciquiles, dueñas de las tierra de cultivo y apoderadas de la justicia y gobierno municipales. Estos oligarcas controlaban los precios del combustible y de los productos cultivados por las familias del lugar (por entonces, cacahuete y maíz en su mayor parte), y se apropiaban del ganado. Pero en 1974, los empobrecidos y explotados mixtecos tecomaltecos decidieron organizarse y luchar hasta obtener la presidencia municipal para, con ella, implantar una nueva política económica.

“Vista de Tecomatlán y de la construcción de la futura “Casa de la Cultura”, con un presupuesto de 36 millones de pesos”. (haz ‘clic’ para ampliar)
Agrupados bajo la bandera de Antorcha Campesina, los trabajadores formaron una cooperativa agrícola, lograron la instalación de una gasolinera (para ser explotada por los propios organizados), y comenzaron a levantar escuelas para sus hijos. Pero, a pesar de que en la pequeña población comenzaban a desarrollarse tanto el mercado laboral como los servicios y la infraestructura necesaria (hasta el momento no había pavimentación ni agua potable), la agricultura y la ganadería tradicionales se fueron abandonado progresivamente. “Llegó un momento en el que era más caro sembrar que la ganancia final del producto. Y el ganado se quedó sin pastos por las sequías. Antes había agua en los cerros, llovía más y por eso estaban llenos de vacas”, relata el alcalde Manuel Melchor Merino. A la extinción de este modo de vida ancestral le siguió el éxodo: la migración a Estados Unidos, que se convirtió en un fenómeno en este rincón del país.
Aún hoy, la economía de la mixteca es tan pobre que depende plenamente de las remesas en dólares, pues suponen el principal ingreso para la mayoría de familias de la región y, prácticamente, la única fuente de financiación para pequeños y medianos empresarios. La vecina población de Tulcingo cuenta con numerosos negocios gringos, fundados por nativos que vivieron algún tiempo en Estados Unidos pero que, por razones económicas o por deportación, regresaron. En las poblaciones cercanas es fácil oír conversaciones en inglés y referencias a Nueva York, la ciudad a la que emigraron la mayoría de los trabajadores mixtecos.
Tecomatlán también recibe importantes cantidades enviadas por sus trabajadores emigrados, pero a diferencia de sus vecinos, ha sabido reconvertir la economía a los sectores del turismo y el comercio, estableciendo además una estrategia basada en el desarrollo de instituciones educativas y de salud para la creación de empleo:
“Gracias a la inversión en educación y salud, hemos logrado que se instalen nuevos trabajadores en el pueblo. Al tener escuelas desde nivel básico al superior, estamos consiguiendo que también emigren estudiantes y maestros, aumentando la demanda de servicios en el pueblo. Se han abierto hoteles y restaurantes, y está creciendo el comercio”, explica el alcalde. En el Instituto Tecnológico, en el que se imparten estudios agrícolas, estudian más de 600 alumnos y trabajan una veintena de profesores.
Hoy, el pequeño pueblo en el que Antorcha Campesina lleva gobernando desde hace 40 años, parece haber logrado (prácticamente), el pleno empleo, un nivel de bienestar social superior al de la media regional y una infraestructura municipal moderna y renovada. “Aquí no trabaja el que no quiere. Todo el aquel que no tenga trabajo, se viene a la presidencia y se le consigue uno acorde a su preparación. Evidentemente, un ingeniero agrónomo no se va a poner a barrer las calles”, explica el presidente municipal, que además alardea de la oferta de ocio del pueblo: “Tenemos parques, buenas canchas para practicar cualquier deporte, un río y albercas, y también un auditorio municipal donde celebramos obras y teatros”.
¿Qué hay diferente, pues, en Tecomatlán? Para empezar, la mayoría de los antorchistas del municipio han ocupado el cargo de presidente municipal. Este puesto es un mero trabajo de supervisión, que articula las decisiones del Consejo Municipal Antorchista (formado por los vocales y representantes de las principales instituciones del municipio, como el hospital y las escuelas, así como de los administradores de la cooperativa agrícola y la policía, entre otros), tomadas en la asambleas de todos los domingos últimos de mes. Refleja el acercamiento de la política al ciudadano y al deseo de crear un compromiso con el servicio público y la rendición de cuentas.

“Pedro Domínguez, miembro del Consejo Municipal Antorchista y uno de los primeros organizados del Movimiento”. (haz ‘clic’ para ampliar)
En este sentido, el Movimiento Antorchista se declara firme defensor de la transparencia gubernamental, en lo que han llamado “una verdadera inversión de los recursos oficiales”, en alusión al problema de corrupción estructural del país y al principio que rige su política: el reparto equitativo de la riqueza.
¿Qué es el Movimiento Antorchista?
Antorcha Campesina es una organización política de corte marxista – maoísta afiliada al PRI y en constante crecimiento. Centra su acción en los barrios y poblaciones más pobres del país, donde organizan a comunidades enteras de vecinos para hacer cumplir los derechos negados o vulnerados a través del activismo y la protesta pacífica. Además, proponen el reparto de riquezas, un modo de producción cooperativo y un cambio en el sistema educativo. En la actualidad, además de Tecomatlán (Puebla), gobiernan los ayuntamientos de Ixtapaluca y Chimalhuacán (en el Estado de México), con una población que ronda el millón de habitantes.
La contrariedad de defender un proyecto de inspiración marxista en el seno del Partido Revolucionario Institucional, es justificada por el líder nacional de Antorcha Campesina con su identificación en los valores de la Revolución Mexicana y de las políticas llevadas a cabo por políticos progresistas como Benito Juárez y Lázaro Cárdenas. Simpatizan, por lo tanto, con el ideario revolucionario primigéneo del PRI, partiendo de la base de ser una organización de pobres y obreros.

“Aquiles Córdova Morán presencia un juego de voleibol. Nacido en Tecomatlán, es el líder nacional de Antorcha Campesina”. (haz ‘clic’ para ampliar)
“El marxismo sigue estando vivo en cuestiones muy importantes y en este sentido nos sentimos ‘marxistas del siglo XXI’. El PRI tuvo una etapa importante hasta el gobierno de López Portillo, cuando el gobierno asumía como obligación la “justicia social”. Combatir la pobreza, potenciar el empleo y la educación fueron, al menos en el discurso, las principales preocupaciones. El PRI ha abandonado su propio lema y ha abrazado el neoliberalismo, dejando de lado al pueblo”. Córdova sentencia su argumento declarando al Movimiento Antorchista como “el principal enemigo del PRI”. Lo cierto es que no se ve ni una bandera, panfleto o insignia del Institucional en todo el pueblo.
Por otra parte, el desacuerdo con la aprobación de la reciente Reforma Energética, ha llevado a los antorchistas a replantearse algunos de sus principios. En este sentido, han concluido que México necesita abrirse a la iniciativa privada para optimizar la industria petrolífera. Sin embargo, el actual texto aprobado, en palabras de Aquiles Córdova: “favorecerá a las clases explotadoras y cuando empiecen a fluir los capitales y el pueblo no solo no registre mejoría en su forma de vida, sino que además vea encarecido el combustible y los productos, habrá sido un fracaso y será demasiado tarde”.
Córdova también es crítico con “la izquierda oficial”, a quien acusa de estar en una posición “inmovilista”. “Se empeñan en el No rotundo a una Reforma, mientras la burocracia petrolera sigue enriqueciéndose”.
El Secuestro Político de Manuel Serrano
El primer secuestro que Antorcha ha vivido en su historia es reciente y se trata del padre de la presidenta municipal de Ixtapaluca, Maricela Serrano Hernández. Aquiles Córdova Morán cree que lo han orquestado algunos políticos “muy poderosos” del Estado de México. “Es una medida para amedrentar a la alcaldesa, quien ha demostrado ante la prensa que ha invertido en un año más que los tres presidentes anteriores”, lo que revela una presunta trama de corrupción que operaba durante, al menos, los nueve años anteriores.
Mientras tanto, el modelo ideal de sociedad tecomalteca ya se prepara para las próximas festividades. El grato recuerdo que seguro quedó entre los deportistas que visitaron este lugar, formará parte de la idea de prosperidad que se ha pretendido transmitir y a la que el próximo año se sumará, con las “Espartaqueadas Culturales”, una nueva oportunidad para demostrar las capacidades de una buena organización.

Jóvenes porristas se preparan para el desfile de apertura de las XVII Espartaqueadas Deportivas que transcurrirá por la calle principal de Tecomatlán». (haz ‘clic’ para ampliar)
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