Economista Descubierta

Ley Wert

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Parece mentira que este hombre tenga este apellido, tan teóricamente valioso. Yo pensaba que no me quedaba más capacidad de desolación, pero está claro que sigo siendo inocente y capaz de decepcionarme. Dejé de votar al PP el día que pasaportaron a María San Gil y nunca más volví a votar al PP en unas elecciones nacionales. Aún así, todavía confié en Espe, que no en Gallardón, hasta que terminaron de decepcionarme. Y ahora, como no les he votado, pues no puedo decepcionarme, sino entristecerme.

Estoy decepcionada, triste y aterrada porque tengo hijos escolares, y como ésta sólo se presume la antepenúltima burrada con la Educación me estoy planteando, seriamente, intentar convalidar de alguna manera al abuelo francés e intentar,  a pesar de la falta de uniforme, largarme al Liceo Francés o incluso informarme sobre la legalidad de la educación en casa.

Me entristece profundamente que nadie tenga el valor de devolver las competencias de Educación al Estado, que no termino yo de entender que pueda el hombre ir a la Luna y volver y no se pueda desmontar este tinglado absurdo y suicida. Me entristece que nadie sea capaz de terminar con la absurda elección temprana entre ciencias y letras y no que no obliguen de una santa vez a estudiar todas las materias hasta el final del bachillerato y que después hagan un examen de ingreso en lo que vayan a estudiar-, y si estudian Derecho, no hayan abandonado a las ciencias a los doce años; y si son ingenieros, sepan quién era Góngora. Si lo podían hacer nuestros padres, lo pueden hacer nuestros hijos, que están mejor alimentados.

Me asusta todavía más pensar que cuando nos hemos gastado la hijuela en unificar las dichosas vacunas, vamos a desperdigar aún más si cabe el asunto educativo y seamos cada vez más paletos, cada vez más locales, cada vez más enanos. Me entristece hasta lo más hondo de mi alma el abandono total de la Filosofía, cuyo temario ya estaba reducido al ridículo y que no había quien fuera capaz ni de entender ni de llegar a amar  por haberla concentrado en cuatro autores inconexos. Por no hablar del Griego o el Latín, que son rarezas que parecen no importarle a nadie.

Que la religión cuente para las becas, como cuenta la gimnasia, me trae sinceramente al pairo, aunque sí me ofende que sea la enseñanza concertada la que finalmente salga ganadora del asunto. La enseñanza concertada se ha vuelto buena porque la pública se ha convertido en mala y no porque fueran buenas las madres benedictinas, que de siempre se supo que las monjas no enseñaban más que a bordar pañitos y a copiar en Selectividad , y que las señoritas que daban clase en los colegios particulares eran las que no fueron capaces de hacerse maestras nacionales, como pasaban consulta en el seguro los médicos que no eran capaces de aprobar el MIR.

Privado para el que quiera o pueda pagarlo, público excelente que permita hacer funcionar el ascensor social, y las monjitas, a bordar pañitos, pero no a dar Física ni Filosofía. Y si se cargaron las colaboradoras médicas, pues que terminen con los conciertos. Pero no. No parece que tengamos ningún interés en tener niños formados, que sepan leer y escribir, hacer un comentario de texto, un análisis sintáctico, integrales, conozcan los ríos con afluentes por la derecha y por la izquierda, los huesos del cráneo, el número áureo, la mandorla mística o el cimborrio. Por decir algo, vaya.

Y ya sé que está todo en Google, pero no basta encontrarlo, hay que tener criterio para buscar y distinguir y conocimiento para entender. Es mucho mejor tener felizardos con educación para la diversidad, para la paz y para la nutrición, con su adaptación curricular correspondiente. Es mucho mejor, porque si total ya son una generación perdida, siempre será mejor que enviemos emigrantes baratos, que seguro que son menos reivindicativos.

La Economista Descubierta en blogspot.com

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