José Pedro Martínez

Cultura en «el Bordo»

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Cultura en "el Bordo"

Jóvenes tijuanenses promueven proyecciones documentales y cinematográficas, música y charlas en un espacio construido en medio del canal fronterizo. En el “ñongo cultural” se expone permanentemente una serie fotográfica de la autora local Ana Andrade, quien lleva más de dos años trabajando en un proyecto sobre la vida en el Bordo.

Café

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John Travolta y Samuel L. Jackson comparten puntos de vista sobre hamburguesas europeas y sistemas de medida internacionales ante la mirada entusiasmada de decenas de deportados. Es una noche clara y la brisa del mar fluye encauzada por las paredes del canal fronterizo. Van llegando espectadores a las cercanías del “ñongo cultural” donde comienza la proyección de Pulp Fiction; unos toman asiento cerca para no perder detalle y otros lo hacen en lo alto del canal. La pantalla para este cine al aire libre es una colcha blanca colgada sobre una de las paredes de la choza de exposiciones, “el ñongo”, en medio del bordo, cerca de la gran bandera mexicana que ondea al límite de la frontera. Un proyector y un amplificador de guitarra conectados a una laptop, alimentados por un grupo electrógeno cedido por GACI (una constructora local que colabora con las proyecciones), café recién hecho en la fogata y algo sobre lo que acomodarse.  Empieza la velada.

Proyección de película en el ñongo

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“Un ñongo, por definición, es algo incierto, lleno de obstáculos y dificultades, inseguro”. Con este nombre se conoce en el argot del canal a los refugios construidos o cavados bajo tierra por las personas que han sido deportadas y viven en este lugar de la “esquina de México”. Sin embargo, esta noche la inseguridad y el desamparo parece que han desaparecido. Como en la escena de Cadena Perpetua en la que la música clásica rompe la monotonía de la prisión hipnotizando a los reos, en el canal todos parecen sosegados durante la proyección de la película. Reina una extraña tranquilidad, irónicamente, arropada por el sonido ambiente de un film de Tarantino.“Se siente bien, ¿verdad? Yo creo que también es por el agua del canal, por el aire y la plantas que nos rodean”. Ana Andrade es una joven fotógrafa tijuanense que lleva trabajando en diversos proyectos audiovisuales en el Bordo desde hace más de dos años. Siempre estuvo relacionada con la fotografía; primero por la afición del abuelo y el padre, luego por el propio interés que se hizo fuerte en ella y que la llevó a tomar sus primeros cursos con 16 años. Terminó estudiando Comunicación y después de participar en algunos talleres, realizó un Diplomado de fotografía contemporánea. Fue durante este periodo cuando supo de la importancia de crear un proyecto comprometido, trabajado y a largo plazo. “Desde la prepa pasaba a diario por el canal y veía a las personas del canal. Cuando un profesor me sugirió crear un proyecto comprometido enseguida pensé que sería sobre este lugar”.

El equipo

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Ana sentía curiosidad por saber lo que ocurría en el canal y buscaba el modo de armarse de valor para bajar a comprobarlo. Con la concesión de una beca anual del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA – CONACULTA) en 2011, encontró el empuje que necesitaba. Empezó a acudir asiduamente a el Bordo, al principio lo hacía sin cámara, sentándose a observar el insólito paisaje, las personas y lo que allí hacían. Poco a poco se fue sintiendo cómoda en el lugar y empezó a conocer a los habitantes de la zona. Finalmente hizo buenas amistades, empatizó con muchas de las personas que habían sido deportadas y comenzó a trabajar con una cámara tipo holga enfocándose en retratar solo los“ñongos” que tanto le llamaban la atención. Por primera vez se sintió una verdadera fotógrafa y se empezó a dar cuenta “del verdadero pedo del canal” más allá de lo que veía a simple vista desde el puente peatonal sobre el canal que cruzaba a diario.“Creo que todo se resume en las casas. Los ñongos de basura “resucitada”, que son el reflejo del caos de la política, los gobiernos, la frontera, las drogas, las deportaciones,…”.

Exposición

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Hoy todo el que viva o esté relacionado con el pequeño universo del canal fronterizo conoce a Ana Andrade. La fotógrafa ha adquirido una facilidad increíble para desenvolverse y formar parte en, prácticamente, cada asunto de los que aquí ocurren. Al igual que los deportados, ha sufrido detenciones por parte de la policía municipal y ha perdido la pista de personas con las que entabló gran amistad. Pero se distancia de la idea de que su objetivo sea el de comprender el fenómeno migratorio y las deportaciones, lo que se refleja en la mirada de sus fotografías y en las ganas de trabajar de forma comprometida que demuestra con propuestas como el “ñongo cuñtural”. Siguiendo la línea de su trabajo en el Bordo, expondrá una serie fotográfica entre el 13 de julio y 4 de agosto en la Avenue 50 Studio – Art Gallery de Los Ángeles.

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