Utilidad

Me van a disculpar pero no he podido cumplir con mis obligaciones de colaboradora afecta a este sitio porque se me ha quemado un cable del ordenador y no he tenido ni tiempo ni dinero para ir comprar uno nuevo. Siento haber faltado a mis compromisos. Mea culpa.
Es lo que tiene la pobreza sobrevenida, que postpone lo superfluo y te devuelve a lo esencial. Y lo esencial era, naturalmente, recoger la pulsera abandonada en el joyero hace tres meses. Entre no escribir y perder la pulsera, ya me dirán ustedes qué es lo primero. Y como aprendí en un master que hice algún tiempo «lo primero es antes».
Oiga, y que sí es antes. Pasa uno de considerar absolutamente necesarias e incluso útiles todo tipo de “superfluosidades” a que te sobre espacio en el contenedor para deshacerte de ellas. He pasado de tener abono del Real y hacerme la cara en Massumeh a poner los vinilos de mi padre y lavarme con jabón lagarto. Imagínense si me sobran la mitad de las tontadas sin las que antes no concebía vivir.
Y es que no hay mejor argumento para fundamentar y justificar la estupidez, la moda y el capricho como la Teoría de la Utilidad. Ser es ser útil, ser útil es necesario, y viceversa, claro está, útil supone empleable y/o utilizable, lo que no es empleable no es útil, lo que no es útil no es necesario, todo lo no necesario no tiene derecho a ser, y además, debe ser desterrado, eliminado y suprimido. Vamos, eugenesia intelectual al servicio de las cosas, cosificación total en el mundo clínex.
La verdad sea dicha, y basándonos en el Principio Metafísico Inmutable, de que todo se fundamenta en Suerte y Caradura. Acumular cosas o conocimientos por el hecho de una presumible utilidad futura es una solemne gilipollez, porque no tenemos ni idea de qué se estilará dentro de 20 años. Y arrimarse a las personas por su utilidad potencial es, además de feísimo, de un convenido horroroso.
Es curioso que al menos todavía culturalmente no estén bien vistas las personas interesadas, aunque estoy segura de que ese es un valor que en un par de lustros terminará por desaparecer. El famoso networking sólo es el blanqueo del recomendado y, a ser posible, el ascenso social. La filantropía sólo se conoce a efectos fiscales y el que es bueno por naturaleza, termina inventándose una personal brand de buencha (val) porque resulta que tú eres tu marca o no se qué tontería similar.
Yo es que soy de otro mundo y me equivoqué de siglo, pero cuando veo a las madres (diría los padres, pero sería mentir, en este caso son las madres, que son las que van a las reuniones y a las tutorías) obsesionadas con el inglés y el chino y eso sí, mucha felicidad y que mis hijos sean felices, y con que si harán este u el otro bachillerato que tiene más o menos salidas. Ya no polemizo y me hago la muerta pero, sinceramente, me importa tirando a poco lo que vayan o no a estudiar, si lo que saben será útil o les servirá para algo. La verdad sea dicha, con volver a tener el abono del Real, me conformaba…
La Economista Descubierta en blogspot.com
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