Economista Descubierta

La reforma laboral (del común de los mortales)

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No voy a disertar todavía sobre la reforma porque todavía no me la he estudiado bien, y como me afecta a todos los efectos, especialmente los indemnizatorios, no me voy a lanzar a juzgar ya lo que todavía no conozco. Pero me parece que no me va a gustar mucho, porque ya saben que yo soy colectivista y reaccionaria, aunque deteste a los sindicatos y esté a la derecha de la derecha. Mas aún cuando en el currículum de la ministra no figura más experiencia que la política, más de lo mismo de las Pajines y las Aídos. Pues sí que estamos buenos. No han cotizado por cuenta ajena ni propia ni tributado más que por la cosa política en su vida, y nos dan lecciones de “flexiseguridad” y competitividad. Los de la casta. Me da igual que sean sindicatos que políticos, los que nunca pierden y nunca crean nada. Por mucho ICADE E-3 que hayan estudiado.

Dicho lo cual, como todavía no me la he estudiado, pues no critico, critico mejor los cuatro folletos caros carísimos que me ha enviado la subsecretaría general técnica de su ministerio dedicado a la gestión de la diversidad, en inglés y castellano, en papel cuché y sobre gordo. Para tirar el dinero en gilipolleces, siempre tenemos. Porque la gestión de la diversidad en los entornos laborales es una gilipollez y, además, el primero que se va a quedar en la calle es el feo, la fea y el mal relacionado. Seguidos por el viejo, la vieja y el descolocado.

Por mucho que se empeñen, ni networking, ni reforma, ni leches, la fiesta no es para feos, ni para viejos, ni para mujeres, y ni “empleabilidad”, ni “flexiseguridad”, ni incentivos a la contratación, ni nada; este país nuestro está maldito desde la expulsión de los judíos y así nos va.

Me leía ayer en un periódico local el desencanto de los ingenieros de caminos, que estudiaron nada vocacionalmente y ahora tienen que emigrar, estafados por la sociedad, mira tú estafados, que se sienten. Pues haber estudiado Geografía e Historia, que total también te mueres de hambre, pero por lo menos no puedes quejarte a posteriori. Yo no me siento estafada, me siento triste y me siento sobre todo sobrecogida, porque aquí lo único que sigue pareciéndonos importante es el fútbol y Belén Esteban. Debe ser porque yo no fui a la universidad a emplearme, sino a aprender.

Me da la risa también, y eso que todavía no me la he empollado, con lo de la formación y la cuenta esa de horas. Pero si no sirve para nada estar cualificado, es más, un lastre es lo que es, porque además de saber, sabes más que tu jefe, y eso es fatal. Aquí la única formación que hay que tener es en dietética y uñas esculpidas, porque todo lo demás será ruina y desempleo. Low profile y a no destacar mucho, no vaya a ser que nos despidan y no nos vuelvan a contratar, porque si la ministra se cree que abaratar el despido favorece la contratación es que bebe en ayunas.

Conste que he dicho que no la iba a criticar, porque no me la he estudiado. Ya me he apuntado a un curso de Cuatrecasas y después hablamos.

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