Yanis Varoufakis

Grecia: la quiebra no implica salir del euro

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Tal vez el mayor enemigo de la zona del euro, en esta coyuntura particular, sea la suposición errónea de que una quiebra griega estaría inevitablemente ligada a una salida del país heleno del sistema euro. El problema con esta hipótesis es doble: en primer lugar, impide a Europa escapar de una trampa de su propia creación. En segundo lugar, es falsa.

Por ahora la gente razonable se da cuenta de que los rescates griegos no funcionan. Aunque el gobierno griego (y a pesar de su incompetencia en general) haya conseguido reducir su déficit primario en un impresionante 9% (en un momento de aguda recesión económica), un paquete de préstamos por valor de 240 mil millones de euros (aunque la quita de deuda conocida como PSI sea exitosa) habrá fracasado en su propósito de detener el aumento constante de la deuda del país y por la enorme caída de su ingreso nacional. No debe de resultar sorprendente, por tanto, que la UE y el FMI hayan llegado al límite. El show no puede continuar (con más préstamos que requieren una contraproducente austeridad para calmar a los parlamentarios del norte para que los aprueban).

Al mismo tiempo, la idea de que Grecia debe salir de la zona euro es impensable: aunque casi todo el mundo hubiese preferido que Grecia no entrara en la zona euro, el coste real de la ruptura de Grecia resulta igual a la del desmantelamiento total de la propia zona del euro; dolorosamente, poco a poco, catastrófica.

Estas dos cuestiones hacen que Europa se comporte como el asno de Buridán. Al mismo tiempo, la eurozona, como un todo, camina en la misma dirección hacia la desintegración y a la recesión generalizada. Sin embargo, esta indecisión y estancamiento se basa en un error: la presunción falaz de que Europa está a elegir entre la ruta del rescate y la salida de Grecia. Pero hay una tercera vía que es menos costosa para todos y que da a Europa una oportunidad, por fin, para diseñar una salida de la crisis no sólo para Grecia sino para todos los países deficitarios (así como del sector bancario europeo): ¡Grecia debe quebrar dentro de la zona del euro!

El estado griego, permítanme que les recuerde, está muy cerca de un superávit primario. Basándose en reducciones juiciosas de salarios y pensiones, más las emisiones de bonos especiales de impuestos, el sector público griego podría financiarse en el futuro previsible. Todo lo que se necesita es que el BCE continúe ofreciendo liquidez a los bancos griegos. Algunos dicen que el BCE no puede hacer esto porque no va a ser capaz de aceptar bonos del gobierno griego como colateral (ya que el estado griego habrá quebrado). Cierto, pero irrelevante: los bancos griegos ya han entregado al BCE como garantía todos los bonos del estado que poseían. Ese arroyo ya se ha secado. Hoy en día se están «coletarizando» las hipotecas nacionales y otros títulos similares (que, por cierto, no son de peor calidad a los ofrecidos como garantía por los bancos italianos y españoles). Todo lo que se necesitaría para dejar a Grecia dentro de la zona del euro, en un mejor estado que el actal (y menos austero), es la continuación de la actual política del BCE con los bancos griegos. En cuanto a aquellos que sostienen que el BCE adoptará una postura agresiva, piensenlo de nuevo: el BCE no tomará, a sabiendas, medidas que pudieran destruir la zona del euro.

Naturalmente, mientras que una Grecia en quiebra podría fácilmente (y de manera más óptima, en virtud de las limitaciones actuales) permanecer en la zona euro, Europa tendrá que diseñar una resolución de la insolvencia griega a largo plazo. Pero, ¿no es ese el caso de todos modos? ¿No es hora de que Europa se ocupe de las diversas insolvencias en su seno, en lugar de seguir barriendo el desastre debajo de la alfombra?

Para concluir, la estrategia más óptima para Europa es permitir la quiebra de Grecia, dejar que el gobierno griego busque la forma de sobrevivir con los ingresos de su recaudación para el próximo año y, al mismo tiempo, elaborar la solución global a la crisis del euro que se prometió el año pasado pero que nunca se hizo. Una quiebra griega aportaría la claridad y el espacio-tiempo necesarios para hacer esto correctamente. Las otras dos alternativas (más rescates o una salida griega) constituyen un castigo tan cruel como innecesario para el conjunto de Europa.

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Copyright © 2012 · Yanis Varoufakis

 

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