Instituto Juan de Mariana

España, ante la Gran Recesión: ni austeridad ni crecimiento

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En su último boletín, el Observatorio de Coyuntura Económica (OCE) del Instituto Juan de Mariana entra en el debate actual sobre austeridad y crecimiento mediante el análisis de las políticas fiscales practicadas en EEUU, España y Alemania para salir de la crisis. Dadas las recomendaciones de analistas y políticos de dejar atrás la austeridad y acometer estímulos fiscales, conviene recordar los efectos de los planes de expansión del gasto aplicados en EEUU y España entre 2008 y 2009.

La principal conclusión del boletín es que la austeridad pública no sólo no es un impedimento para el crecimiento, sino que retomar las políticas de expansión del gasto sería del todo contraproducente para generar una recuperación rápida, estable y duradera.

  • Pese a la percepción mayoritaria de grandes recortes y austeridad fiscal, las Administraciones Públicas españolas gastaron en 2011 un 13% más que en 2007 y casi el doble que en el año 2000.
  • Desde 2007 hasta 2009, España y EEUU deterioraron su saldo público en 13,1 y 10,3 puntos porcentuales, respectivamente; mientras, Alemania sólo lo hizo en 3,4. Desde entonces, la «consolidación fiscal» apenas ha conseguido mejorarlo en 2,3 puntos porcentuales para España y 3,5 en el caso de EEUU.
  • Desde 2007 a 2011, el gasto público en relación al PIB ha crecido en España en 4,4 puntos porcentuales, una cifra que es más del doble de la alemana (2,1 pp).
  • En términos de crecimiento de la deuda pública sobre el PIB desde 2007, España es líder indiscutible, con un aumento de casi el 90%, frente al 50% en EEUU y al 25% en el caso alemán.
  • Lo cierto es que, además del notable aumento del gasto público en la etapa de expansión, desde que comenzó la crisis el gobierno español implementó en 2008-2009 paquetes de estímulo fiscal discrecional (supuestamente para favorecer el crecimiento y el empleo) que sólo son comparables en el mundo occidental a los de EEUU, con un tamaño cercano al 2,3% del PIB en 2009, y ello sin contar los grandes desembolsos por prestaciones al desempleo. Ninguno de los dos países ha logrado recuperar su mercado laboral.
  • Mientras, Alemania, sin recurrir a este tipo de políticas keynesianas, ha mantenido una cifra reducida de paro y ofrece mejores perspectivas económicas para los próximos años.

El OCE considera profundamente equivocada la dicotomía entre consolidación fiscal y mejora de la situación económica. Para que exista una recuperación sostenida, apoyada en buenos fundamentos, el desarrollo del sector privado es esencial, para lo cual es importante que las Administraciones Públicas no pongan excesivas trabas. Tampoco parece acertado calificar a un Gobierno de «austero» cuando trata de ajustar sus desequilibrios financieros intentando recaudar más –detrayendo recursos y lastrando al sector privado–, en lugar de reducir sus gastos para hacerlos compatibles con la nueva realidad.

Aumento deuda pública sobre el PIB desde 2007 (2007=100)

Aumento deuda pública sobre el PIB desde 2007 (2007=100)

Fuente: FMI, Fiscal Monitor, Abril 2012

Pese a las fuertes críticas a una supuesta «austeridad draconiana» en Europa, lo cierto es que los niveles de gasto público en estos momentos superan con creces los del comienzo de la crisis. Así, el gasto gubernamental en la Eurozona en términos del PIB se colocó en el 49,4% en 2011, cuando en 2007 estaba en el 46% (aunque llegó a tocar el 51% en 2009).

En términos absolutos y nominales, España –país que se ha puesto como ejemplo por sus supuestos grandes recortes– gastó en 2011 un 13% más que en 2007. Si ampliamos la perspectiva temporal, observamos que el gasto de todas las Administraciones Públicas españolas en 2011 fue casi dos veces superior que el del año 2000.

Entre 2008 y 2009 la mayor parte de los gobiernos de los países desarrollados, con Estados Unidos y España a la cabeza, implementaron significativos paquetes de estímulo fiscal. El balance de estas expansiones del gasto público está lejos de ser positivo:

  • En primer lugar, pese a que España y Estados Unidos siguieron un enfoque keynesiano similar en los primeros compases de la Gran Recesión, sus trayectorias han sido diferentes. Por tanto, no parece adecuado atribuir el relativo y matizado mayor éxito en la recuperación de la economía estadounidense a la política fiscal expansiva, como algunos analistas han defendido. Más aún cuando tenemos en cuenta el contraste con Alemania, país cuyo déficit público máximo en el periodo fue sólo del 4,3% (2010), y que no aplicó un paquete de estímulo fiscal significativo.
  • En España, huelga decir que los planes de estímulo de la demanda por la vía de la política fiscal no consiguieron en 2008-2009 evitar la sangría laboral. Lo que sí consiguieron fue mantener la expansión del número de empleados públicos, que solo se ha empezado a reducir a finales de 2011. De igual manera que en Estados Unidos, aunque aquí de forma más abrupta, el ajuste en el empleo ha descansado totalmente sobre los trabajadores del sector privado.
  • Además de haberse mostrado ineficaces para mejorar la situación del empleo, lo más grave es el coste que han supuesto estos paquetes de estímulo. Primero, en términos del fuerte crecimiento de la deuda y deterioro de las finanzas públicas –que han absorbido buena parte del escaso crédito del sistema financiero, generando un efecto crowding-out– y la situación financiera del conjunto de la economía española. El sector público es responsable de que ni en 2010 ni en 2011 la economía española haya podido dejar la financiación externa, llegando a presentar una necesidad de financiación en 2011 de 91.420 millones de euros, frente a unas necesidades de financiación del total de la economía española de 36.226 millones de euros en el mismo año.

Financiación a sectores no financieros España (tasa de variación interanual)

Financiación a sectores no financieros España (tasa de variación interanual)

Fuente: Banco de España

  • Segundo, y no menos importante, el gasto público ha contribuido a sostener algunos sectores de forma artificial y ha impedido (o frenado y pospuesto) el necesario ajuste de la estructura productiva, la liquidación de malas inversiones, y el desapalancamiento de la economía en su conjunto.

La estrategia de solucionar una crisis de excesivo endeudamiento privado con endeudamiento público, es netamente perjudicial y, en el mejor de los casos, inefectiva. En contra de lo defendido por la teoría keynesiana, el problema fundamental en la parte recesiva del ciclo no es estabilizar a toda costa la demanda agregada (y, para ello, el nivel de endeudamiento); sino, por un lado, que la estructura de la producción se reajuste para alinearse con la demanda, y por otro, que mejoren las deterioradas posiciones financieras de los distintos agentes económicos, reduciendo deuda y aumentando el ahorro o fondos propios.

Por todo ello, el boletín del OCE concluye que abandonar el ajuste fiscal para aplicar las mal llamadas «políticas de crecimiento», consistentes en estímulos de gasto, no es el camino a seguir. Al contrario, Europa –y particularmente España- debe profundizar en la vía de la austeridad presupuestaria a través de un recorte considerable del gasto público, priorizando las partidas más superfluas de las más delicadas. Todo esto, por supuesto, debe complementarse con políticas que retiren trabas al funcionamiento y crecimiento del sector privado.

Descargar la nota de prensa en pdf
Ver el boletín de Coyuntura Económica (Junio 2012)

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Para más información: comunicacion@juandemariana.org

El Instituto Juan de Mariana es una institución independiente dedicada a la investigación de los asuntos públicos. Con el fin de mantener una independencia plena, el Instituto no acepta subvenciones o ayudas de ningún gobierno o partido político. Su objetivo es convertirse en un punto de referencia en el debate de las ideas y de las políticas públicas con la vista puesta en una sociedad libre. Para conseguirlo nos proponemos estudiar y difundir la naturaleza del mercado. El nombre del Instituto proviene del más prominente pensador de la Escuela de Salamanca, encarcelado a principios del siglo XVII por su oposición a Felipe III.

 

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