Coaching para Marmotas

Tengo a la Marmota atravesando una crisis de motivación, situación que conduce al desastre doméstico y el cabreo contenido de la patronal. Es decir, el mío. Contenido, digo, porque sin ser una empleada irremplazable, timming is bad.
Y si bien yo sé que el único aliciente motivador sería subirle el sueldo, no veo por qué tengo que subírselo si me levanto a las 6 para pasar la aspiradora y me paso el día dándole al Pronto Jabonoso. Y sí, la tengo con cara de culo permanente y cara de “me deben y no me pagan”.
Pero como la relación de servicio doméstico es, por su propia definición legal, “una relación de especial confianza”, llevo dos semanas interrogándola sobre la causa de tan honda pena, como si yo no supiera que quiere un aumento de sueldo. Todo sea averiguar si es que piensa dejarme tirada o denunciarme, como una hija de su madre que yo tuve que me denunció después de haberme robado. Los antiguos seguidores del blog saben del capítulo “El juicio de la Marmota” y de tamaño disgusto y consecuente ruina que me acarreó.
Es cierto que resulta difícil hacerle entender a alguien que si no cobra más es porque:
a) El salario es el estipulado y sobrepasa el SMI en bruto anual con suficiente Complemento Personal Voluntario como para situarse en mercado.
b) A mí me han bajado el sueldo vía IRPF.
c) No se lo merece, y que la única manera de conseguir una subida debería ser dejarse los cuernos con el trapo y llevando a mi prole más bonita que un San Luís.
Pero debe ser que la Marmota ha leído el artículo ese de que “a los que más gritan y peor humor tienen les suben más el sueldo” así que a mí no me grita, pero a los niños los tiene machacados.
Después de mucho interrogatorio he colegido que las razones fundamentales de su desasosiego son los siguientes:
1) Me paso el día aquí y se me hace el día eterno (toma, como a mí, no te digo)
2) No gano el suficiente dinero para pagar las deudas y ahorrar (como yo)
3) Me ha descontado mi parte de la Seguridad Social (claro, chata, ¿qué querías?)
4) Me gustaría aprender a hacer otra cosa, pero no tengo tiempo ni dinero (ni yo)
5) Los niños me desesperan (claro, son niños y están de vacaciones)
6) Me aburrí, ya quiero hacer otra cosa (naturalmente, hija, pero para tu perfil sólo salen estos trabajos, haber estudiado Industriales en lugar de casarte con 16 años)
Y aunque yo me he esforzado en darle Instrucciones Claras, Objetivos Explícitos, Formación Externa, le he hecho Evaluación del Desempeño, feedback constructivo incluido e incluso he delegado en ella responsabilidades, que según el Recurso Humano es lo que más motiva en el mundo, ella, como yo, sabemos que está hasta el gorro del trabajo (como yo), y que si no se cambia (como yo) es porque no puede (como yo) y lo que quiere es que le suban el sueldo (como yo).
Pues a ella, a diferencia de mí, probablemente le acaben subiendo el sueldo.
La Economista Descubierta en blogspot.com
* * *
Esta obra se publica bajo la licencia de Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Spain.