Mandato, pipeline, aplicar

Siempre me han dolido en el alma las patadas al diccionario, más aún teniendo en cuenta que o son producto de la ignorancia o son producto del desinterés por aprender. La superficialidad y las faltas de ortografía suelen venir unidas.
Los ignorantes y aquellos a los que el conocimiento les resbala nunca han sido santo de mi devoción, pero debo tener una especial atracción para este tipo de gente porque no hay semana que no me tenga que sentar con alguno y dedicarle una sonrisa entre vidriosa y distraída.
Hay profesiones, oficios y dedicaciones que parecen especialmente aptos para los ignorantes y es que a los ingenieros no les dejan no saber de lo suyo, no vaya a ser que se les caiga el puente, puede que del resto sean absolutamente ignorantes pero, en lo suyo, tratan de saber, que es lo que tiene la ciencia, que trata de ser precisa.
Pero el resto, oye, carne de name dropping y coach facilón, constelaciones familiares, libros de Management y pasta blanda y mucho anglicismo superfluo, que parece que da lustre y mundo, especialmente a los que carecen de ambos. Y yo, claro, a disimular, que no está la cosa como para expresarse libremente y corregir a nadie, que no es ni caritativo ni prudente.
Nadie que lleve una alianza plana y/o biselada debería nunca jamás permitirse el lujo de hacerse llamar experto en nada que no tenga que ver con maleabilidad de los metales. El resto de la colección de expertises varias y juicios de valor del estilo «es un tío cojonudo» me producen simultáneamente úlcera y depresión. Y sobre todo, saliva, que para tragar sapos es muy necesaria.
Si el mundo de los Recursos Humanos está lleno de mediocridad y medio pelo, el de los consultores de recursos humanos parece que celebre permanentemente Halloween, que como todo el mundo sabe, es una fiesta que debería estar prohibida por cateta. Estoy segura de que a casa de los consultores de Recursos Humanos viene Papá Noel y no los Reyes Magos. Este dato suele ser también bastante indicativo. C.W. añadía también a los consultores de Deloitte, pero claro, yo es que Torre Picasso no lo trabajo y no tengo criterio fundamentado.
Venía yo en el autobús sentada enfrente de una jovencita de esas de pelo largo y blackberry que ojeaba y hojeaba lo que yo pensaba que era un álbum de cromos y ha resultado ser un ¿libro? de literatura española de tercero de la ¿ESO?, con mucha ilustración, eso sí. Anda que todavía se quejan de que tienen muchos deberes y mucho que estudiar, para total acabar haciendo una “carrera Bolonia”, que es el equivalente a una carrera en las medias, y venir a venderme a mí que el becario de entonces es hoy «un profesional cojonudo», como si no supiera yo quién era el becario y quién es el que me lo quiere vender. Y no es que yo sepa mucho, es que soy más vieja, y además, ellos saben muy poco. Eso sí, en inglés, y en pipeline, que parece que si estás en pipeline no estás en bragas.
La Economista Descubierta en blogspot.com
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