Economista Descubierta

Finishing schools

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La mitad de mis amigas se han marchado o se están marchando al extranjero. Por trabajo, naturalmente, porque por amor a estas alturas del campeonato no se mueven más que las de Madrileños por el mundo.

Aquí no hay nada que hacer, así que todo el que puede se pira. Sinceramente, tampoco lo veo tan dramático.

Y C.W. que vuelve a casa como el Almendro en Navidad ha venido con instrucciones claras: quita los libros del cuarto de tus hijas, que la inteligencia se nota aunque trates de disimularla. Y ni se te ocurra educarlas para tonterías de liderazgo ni mucho menos para ser jefe de nada. A una buena universidad se va, como todo el mundo sabe, a encontrar novio.

Las Teorías de C.W. se resumen en la bonita frase «qué bien conduces», que es una frase de total efectividad para aproximarse con éxito a un hombre, pero que a mí nunca me ha salido sin que me diera la risa. Como servidora es una peatona vocacional, que la gente tenga perfil de mecánico me da sinceramente lo mismo. Me cuesta hacerme la tonta por mucho que lo intente y mira que ahora con la cara de paisaje profesional que tengo estoy más que entrenada.

C.W. ha decidido, después de muchos años de ponerse al frente de la manifestación de la mujer hipercapacitada, que hemos estado haciendo el tonto muchos años. Y eso que ella todavía no paga Marmota con Seguridad Social, porque vive en el segundo mundo, donde se vive bastante mejor que aquí y las Marmotas no cotizan.

(A mí me sigue pareciendo que una mujer que recibe dinero de hombre que no sea su padre, a cambio de servicio alguno, tiene un nombre feo y conciso, pero claro, así estoy yo, pegada a la pared desde el día 12 y sin abrir la boca en casa) Por culpa de mi educación ando yo aprendiendo a zurcir calcetines a estas alturas de curso.

Así que resulta que lo que hay que hacer es lo de la Madre Tigre, pero al revés. Sobre todo porque si no vas a tener más remedio que volverte a tu casita porque ni hay trabajo ni sueldo para pagar a la Marmota y encima vas a lactar dos años íntegros, más te vale que te guste y sepas hacer algo. Porque yo no aprendí a hacer nada y así estoy, jurando en arameo por haber sido educada por una madre moderna que se creyó que sus hijas llegarían a ser mujeres independientes.

Dicho y hecho, me he puesto a buscar Finishing Schools para mis hijas, y me encuentro con que todas las de toda la vida han quitado y sólo queda una en Suiza.

Como yo voy por delante de todo el mundo, desde aquí anuncio que las Finishing Schools se pondrán de moda de nuevo, visto que en el Estado del Bienestar, la mujer vuelve a hogar, y que ni violín, ni inteligencia artificial, ni mucho menos Ingeniería, más bien Arte de Conversar, Cómo Doblar la Servilleta y Aprestar el Mantel Bueno. Si tuviera capacidad de levantar fondos me iba a un par de Private Equities a hacer unas ronditas para montar una en un chalé bueno del Viso, que ya tengo uno en mente.

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