Peter Tchir

Europa: fábulas políticas vs. realidades económicas

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El último paquete de «garantías» del FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) muestra, una vez más, lo equivocada que está Europa. El sueño de los eurobonos ha de ser tirado a la basura. La fantasía de un mayor apalancamiento del FEEF para salvar a Europa debe ser desechada. Los últimos resultados de las reuniones del FEEF deberían de ser suficientes para que todos comprendamos que incluso la gente con dinero no tiene ni idea de qué hacer y que la fórmula de las concesiones nunca nos llevará a ninguna parte. La renovación de los bonos griegos es otro ejemplo de un mecanismo muy complejo y difícil de manejar que no cumple con su cometido. Este problema se remonta hasta llegar a los primeros titulares del FEEF en 2010, cuando entonces eran geniales, pero exageraban enormemente la financiación potencial del mecanismo. Después de un año de cambios se podría pensar que alguien, en algún lugar de Europa, habría decidido que hacer frente a los hechos era la mejor manera de solucionar el problema, pero, en su lugar, se aferran a fábulas, esperanzas y suposiciones poco realistas.

Vamos a empezar por lo básico. El Institute of International Finance (IFF), los políticos y cualquiera en Europa capaz de hacer oír su voz ha hablado ya de la «participación del sector privado», que obligaría a los bancos a un recorte del 21% de la deuda griega. Este recorte del 21% se considera actualmente un número real, pero que sólo funciona en la política, no en las finanzas. Un recorte real es intercambiar 10 millones de euros en bonos griegos por 7,9 millones en nuevos bonos a menor interés, mayor vencimiento y (si es posible) menor antigüedad. Esto sería un recorte real del 21%. En el complicado mundo de decir una cosa, pretenden ayudar, pero protegerse a sí mismo a toda costa, ésta ni siquiera es una de las soluciones que los banqueros se plantean. La mayoría de las soluciones alargarían el vencimiento, pero a su vez, convertirían una parte de sus bonos en obligaciones del FEEF (en calidad de crédito) y tendrían un mayor interés que la deuda actual. El 21% es un número sacado de la manga basándose en algunos cálculos sobre el valor actual neto. Incluso si usted creyó los cálculos de julio, tendría que revisarlos ahora ya que las tasas se han movido mucho, tanto los antiguos bonos francoalemanes como los bonos griegos. Cualquiera que quiera hablar del «recorte del 21%» está asumiendo una mentira política, no un hecho económico; y si Europa quiere salir del problema, es momento para hacer frente a los hechos económicos, no a mentiras políticas.

Hablando de fábulas políticas, echemos un vistazo a la «garantía» del acuerdo de Finlandia. Al igual que los otros anuncios del FEEF, suena muy bien, pero le faltan detalles y todavía tiene que ser aprobado por todos los países miembros. De los detalles que han sido conocidos hasta el momento, está claro que la «solución» es un complejo conjunto de reglas para que Finlandia pueda decir que tiene garantías y para que los demás países puedan decir que, en realidad, no renuncian a mucho.

Cualquier país que quiera garantías tiene que pagar el dinero del sistema monetario europeo por adelantado en lugar de a lo largo de cinco años. ¿Cuántos de nosotros nos olvidamos que el sistema monetario europeo, el «mecanismo permanente» sólo sería financiado durante cinco años? Me había olvidado de que la mentira política decía que era «el vehículo de plena financiación permanente» cuando lo que en realidad querían decir que «el dinero gotearía lentamente durante 5 años». Pero eso ni siquiera es la parte divertida de este planteamiento, la parte divertida es que Finlandia va a pedir prestado los 1.400 millones de euros que tiene que aportar al sistema monetario europeo. Sí, la vieja solución de pedir más préstamos para arreglar un problema de deuda.

Es un poco confuso saber qué ocurrirá con la garantía si se produce una suspensión de pagos. Según una versión, la garantía no se proporciona al país con garantías hasta el vencimiento inicial previsto (un buen truco del valor presente neto para disminuir el valor de la garantía). Otro titular sugiere que la garantía se subordinaría en caso de suspensión de pagos. Eso me hizo rascarme la cabeza, pero si alguien pudiera encontrar la manera de llamar a algo garantía y subordinarlo en el momento exacto en que fuera requerido, éste sería el FEEF. También están proponiendo que sólo una pequeña parte de los fondos puedan ser garantizados. Por lo que la fábula política es «que proporcionamos los fondos sólo si estos quedan garantizados» y la realidad económica es que «prestamos el dinero y una pequeña parte estará garantizado, aunque no estamos seguros de que algún día podamos tener acceso a la garantía».

Lo más destacado del paquete es que todos los países que opten por una garantía tienen que renunciar a parte de los beneficios potenciales del FEEF. ¿Beneficios del FEEF? Esto es optimista. Renunciar a una parte de los beneficios futuros del FEEF es tanto castigo como para mí lo es la venta de los derechos sobre el dinero que actualmente gano como jugador de fútbol profesional. Es fácil renunciar a nada.

Hasta que Europa esté dispuesta a abordar la realidad de la situación y tomar algunas medidas sencillas, pero dolorosas, en lugar de otras más complejas e inviables, que suenan bien pero que no sirven para nada, los problemas aumentarán. Si usted puede leer lo anterior y cree que los eurobonos son una posibilidad real, tengo algunos terrenos en Florida que ofrecerle… Cada uno de los países tienen demasiado de su propia soberanía en juego y, tarde o temprano, resultará obvio que mover deuda de un lado a otro no servirá para nada más que para degradar su capacidad crediticia hasta el punto de colapso.

Copyright © 2011 · Peter Tchir

Enlace a versión original en inglés / Link to English version of this article.

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