Economista Descubierta

Compensación (y beneficios)

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A poco que esté uno interesado por el Recurso Humano y tenga dos dedos de frente se habrá ya percatado que sólo hay dos partes mínimamente enjundiosas en todo el asunto. A saber, la legal y la económica. El resto, y más en estas épocas, es una tontada superflua de la que uno se deshace en cuanto la cosa se pone chunga. O que levante la mano al que no le hayan recortado el presupuesto de formación o le hayan congelado las contrataciones. Y del llamado desarrollo ni hablamos, claro.

De la parte legal ya hemos hablado en algún momento, así que, especialmente por las fechas en las que estamos, ya estamos enfangados en la parte económica.

La parte económica, o sea, cómo te pago, se basa en que te compenso por venir y trabajar, a ser posible venir a diario y trabajar bien; porque, para el que se le haya olvidado, el trabajo es un castigo bíblico y los ricos de verdad no dan ni golpe. La compensación se basa también en que pagues lo que pagues, da lo mismo; porque a nadie le motiva la pasta mas allá del día en que se la pagan, y, sobre todo, a nadie le parece nunca suficiente. Somos así, qué se le va a hacer, insaciables por naturaleza.

Y luego queda el capítulo de beneficios, que son cosillas que la gente tiende a despreciar, pero que cuando se las quitas, se ponen como hidras. La cesta de navidad, el seguro médico, los cheques restaurante, la ruta… En fin, lo que los empleados consideran el chocolate del loro, pero que cuando los suprimes se te manifiestan en la calle o te vienen con los derechos adquiridos. Y si ya hablamos de beneficios mayores, tipo el coche de empresa, entonces se desbocan los machos alfa como si no hubieran salido nunca de la cueva.

Ante tanta consideración por parte de los empleados ante los famosos beneficios, y tantos problemas que da elegir el turrón de la cesta o los accesorios del coche, siempre hay quien opta por monetizarlos y darte un chequecito para que te lo gastes en lo que quieras y no me eches a mí la culpa de la elección equivocada.

Pues ni eso. El caso es quejarse y, sobre todo, dar muchísimo la brasa con que si el seguro médico es una birria y los apartamentos de veraneo están en un primero. Les juro que es verídico. Les das apartamentos para que veraneen y te dicen que son orientación norte o dan a un patio. Eso pasa por darles algo.

La verdad es que yo no sé como la gente no se percata de que no está el patio para andarse quejando mucho, y que éste es un momento estupendo para no llamar la atención y confundirse con el paisaje. Pero siempre hubo gente que no tuvo temor de Dios ni visión estratégica y que se cree con derecho a montar la mundial porque su sueldo le parece poco; su bonus, una mierda; y la tableta de turrón, del duro en lugar de chocolate.

Este año, por lo visto, no es que vaya a ser una mierda, es que no hay bonus, porque no hay pasta para sueldos, pero sí para despidos, y al accionista hay que darle algo, o eso nos han dicho. Reconozco que a mí me está empezando a dar lo mismo, porque total, lo del reparto del bonus para Recursos Humanos es una trabajera ingrata que te tiene un par de meses saliendo a las once, para que al fin se quejen igual y se crean que eres tú la que corta el bacalao…

La Economista Descubierta en blogspot.com

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